[Cerrado] Renacer

Estaba a punto de dar su último respiro, era el final, ¿en verdad se despediría de aquella vida? Dolía demasiado, pero ahora se arrepentía por completo, debía ser un total idiota al haberse lanzado de aquel edificio por un amor que tal vez podía recuperar o tal vez no, por problemas que tenían solución, mientras se vive hay esperanza pero cuando desapareces de este mundo no hay nada más que se pueda hacer, abrió la boca con sumo sufrimiento tratando de tomar bocanadas de aire como si eso fuera a reconstruir su destruido cuerpo, como si eso le asegurara que podría vivir de nuevo
-No...- musitó aferrándose a la vida, pensó en que sería muy patético terminar de esa forma y seguramente a alguien le causaría sufrimiento, a un amigo, a un compañero o a un amante.

Su corazón se cansaba y la lentitud con la que bombeaba la poca sangre que le quedaba a aquel cuerpo humano desesperaba a Suga sin estar listo para despedirse en esa fria soledad que le acompañaba en su muerte
-no...- repitió casi milagrosamente al estar su cuerpo convulsionando en una batalla entre la vida y la muerte. Era un cristal quebrado, inservible, tirado en la inmundicia y vergüenza, una pobre criatura en pena sin dignidad, sin alma, sin vida... Pero de aferraba a un brazo invisible se negaba a la naturaleza de su ser, ese brazo era casi tan palpable como su fuerza de voluntad que obtuvo por un arrepentimiento repentino.

Otro dolor se presentó, uno que no reconocía, dolor en el cuello pero placer en su desgastado espíritu, moría, se desprendía comenzando a flotar...
Un último sabor metálico sobre sus labios, se atrevió a saborearlo y luego tragarlo, recordaría toda la vida su sabor.

Murió.

¿Qué peor tortura puede haber que el viaje a la muerte y luego regresar de esta? Un precio muy caro, un sufrimiento que solo los muertos vivientes pueden comprender. No se puede explicar con palabras ni expresar con gritos, tan siniestra y dolorosa transición que nadie merece experimentarlo.

Abre esos ojos privados de luz, los abre totalmente desorbitados acompañados del último grito que un cuerpo humano no soportaría, posiblemente las cuerdas vocales se le han reventado, pero no importa porque ahora todo puede ser reconstruido.
Puede ver a su astro favorito, lo ve tan claro como si se hubiese sometido a una excelente operación de vista, puede palpar el frío, el cual ahora le produce placer, puede sentirse, puede oír, puede hacer todo, el mundo es suyo ahora... Ha regresado.