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Rusia, Moscú~ Año 2014. Desde la antigüedad los humanos han convivido con seres sobrenaturales, sin saber de la existencia de estos. Dichos seres han sido llamados desde antaño como "Otros" (Иные). Entre estos mismos existen enormes diferencias, que parecen acentuarse aún más con el paso de los siglos, separándose en variadas razas que poco a poco algunos hombres iluminados pudieron comenzar a identificar, dejando testimonio de esto en antiguos manuscritos. Los llamados otros mantuvieron durante centurias una tregua, con la cual prometían jamás mostrarse ante un humano en su forma real, y aunque siempre hubieron ocasiones en que un otro rompía la tregua por motivos de fuerza mayor~ Hoy en día muchos han decidido romper la tregua en beneficio propio, poniendo en peligro a toda su raza y abriendo los ojos de la humanidad. Este es el juego de las apariencias y muchas veces engañan ¿Serás capaz de confiar?.
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{+18} i see Humans but not humanity. {Cerrado}
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El grito que dio aquel hombre había llegado hasta el último ricón de aquel lugar pero eso no le preocupó mucho a Leah a decir verdad estaban en una ciudad abandonada y las pocas personas que se atevían a pisar por allí eran lo suficientemente inteligentes como para no meter sus narices en asuntos qu no les icumben y en especial porque se sabía que si no era la Bratva era algún otro grupo haciendo las suyas y por lo que sabía los humanos se aferraban a la vida aunque estas fueran miserables, como aquel sujeto que su padre llevaba torturando hace dos días y no emitía palabra alguna por lo que le pareció un tipo rudo.
Movió su cabeza de un lado al otro, haciendo que sus huesos sonaban por lo que se dedicó a observar al maltratado hombre, cabello rubio, ojos azules que a pesar el hinchazón de su rostro debudos a los golpes asún se veía guapo, algunas arrugas al rededor de sus ojos que indicaban mas o menos la edad e intuia que debajo de toda esa carne desgarrada y sangre había un cuerpo bien formado que indicaba lo entrenado que estaba pero claro esas eran cosas que no le preocuban porque lo único que la mercenaria quería era la información que él poseía y no soltaba por eso le habían llamado querían ver si ella era capaz de tener éxito allí donde su padre, El dios de la muerte (Como le llamaban) había fallado.
Ordenó que bajaran al prisionero y le dieran un poco de agua, sabía que su padre había usado tortura física y mental pero este parecía no hablar, tambien sabía que por lo único que seguía vivo es porque todos estaban empecinados en que así siguiera por lo que miró al masculino con cierta facinación, de vez en cuando se encontraban con uno de esos raros especipenes acostumbrados al dolor que no cantaban a la primera y no reaccionaban a los sueros, como nunca había estado de aquel lado no sabía realmente cuan fuerte ella misma, dejó escapar un suspiro pausado estudiando al tipo que extrañamente tenía una sonrisa en el rostro como retando a que le siguiera infrigiendo dolor, malditos rusos y sus entrenamientos extremistas que hacían de este tipo casi increbantables, si casi porque la rubia sabía muy bien como hacer para que aquel hombre hablara y yo no podía apuntarle más nada, su querido padre se había encargado de eso tambien.
-Medio hombre- Le llamó con tono burlón, haciando que el tipo le mirara con una sonrisa a la que le faltaban varios dientes, su nariz estaba torcida y tenía los ojos hinchados por los golpes que había recibidos, Leah ordenó en su ruso natal que además le despojaran de la ropa que él poseía, otra forma de decirle que quien le habían despojado de todo lo que era o alguna vez fue -Pequeña zorra- su voz era jadeante pero decidida a no dar el brazo torcer, de seguro esperaba que lo matasen e iba a aguantar lo máximo necesario para que toda la información que él poseía ya no fuera suficiente, cosa que pasaría en muy poco por lo que debían apresurarse.
-¿Dónde están? - La voz de la mujera era fría e impersonal pero no importó mucho es así como debía tratarlo, sin crear lazos pues solo quería recuperar a los Prince que habían desaparecido y era por lo único que su familia movía el culo gratis, en especial porque eran niños que aún no habían probado la sangre y no merecían al menos por el momento el odio del mundo, aún le quedaban unos pocos años de "inocencia" pero aquel tipo solo dejó escapar una risa gruesa. Leah estrelló su puño contra el rostro de él, sabía que era inhumano lo que estaba haciendo pero por más que quisiera aparentarlo y su conciencia le mordiera de vez en cuanto, tenía ese demonio dentro de ella que era más fuerte que cualquier rastro de pseudo bondad que pudiera tener y era capaz de hacer este tipo de cosas sin que se le mueva el cabello por lo que volvió a golpear en su estomago obligando que cayera al suelo -¿Dónde estan? - Repitió sin que su voz cambiara en lo absoluto, tomando los musculosos brazos masculinos para arrastrarlo por el centro comercial.
Lo bajó por la escalera desde el tercer piso hasta el sotano del centro comercial sin importarle si en el transcurso se rompía un hueso de más o no, lo empujó contra la pared del oscuro y abandonado lugar, su padre estaba ya abajo, con su camisa fuera a Leah le sorprendía que su padre a pesar de su edad avanzada aún imponía mucho más que cualquier presente en la sala, tal vez fuera su metro ochenta y cinco o su mirada que parecía que si decías lo correcto se aseguraría de que rogaras a las parcas por que cortansen el hilo de vida, la mujer le admiraba y temia por igual pues su cuerpo aún recordaba los golpes y el balazo que le dió cuando era niña, miró con frivolidad a la jovencita que traían colgada ya herida, en otro momento le hubiera dado lastima pero en esos momentos era solo un arma humana sin compación que solo quería recuperar a su sangre, las únicas personas que jamás le traicionarían fuere como fuere el padre de Leah obligó que pusieran a la muchacha rubia que no pasaba de sus trece años frente al hombre por primera vez desde que la mercenaria lo había visto notó lo que era un astibo de sorpresa en él.
Despellejar a una persona era todo un arte y muy pocos estaban tan capacitados para hacerlo como Leah, el grito de la adolescente llenaban el sotano, el sudor frío recorría su piel y ella lo sentía porque estaba con aquel pequeño visturí, abriendo la piel, quitando de manera muy lenta esta, el tibio de la sangre le llenaba los dedos aún sobre sus guantes de latex que ya se sentían pegasoso pero todo aquello siempre bajo la atenta mirada del otro prisionero que miraba horrorizado pero no soltaba palabra alguna, no sabía a ciencia exacta quien era aquella pequeña mujer pero al parecer era cercana al más grande, sino no estaría allí para empezar pero era fuerte demasiado.
-¿Dónde estan? - La voz profunda de Brian Prince inundo el recinto, hablando más fuerte que el llanto de la mujer torturada demostrando el lider desalmado que todo el mundo creia y era, como a ella no le importaba nadie más que su propia sangre aunque tampoco estaba segura de aquello pues no le había temblado la mano cuando tuvo que matar a su propio hermano, algo que ella jamás había podido hacer y esperaba que nunca tuviera que tomar una decisión de esa clase, dejó escapar un leve suspiro siguiendo son su trabajo mientras escuchaba como el otro prisionero los mandaba al infierno una y otra vez. Personalmente Leah se estaba cansando de ese juego y en poco tendría que volver donde Harry para cumplir su deber de guarda espaldas y el llanto de la chica le comenzaba a molestar, sabía que si a esa altura no había hablado jamás lo harían.
-Sólo una vez más ¿Dónde estan Fedor y Galya Prince? - Esta vez, sel general había sonado más dura e impaciente que ante, sabido era que luego de dos días era información vieja pero algo era algo, situaciones desesperadas necesitaban medidas desesperadas pero no se esparaba que el primer prisionero comenzaba a reir -Tal vez vivos, tal vez muertos.... - Leah clavó más profundo el visturi en la prisionera y esta dio un grito desgarrador que le hizo sentir tal vez un poco de pena pero lo ocultó bien, de seguro Fedor y Galya no la estaban pasando tan bien como ella, en fin si el tipo estaba comenzando a hablar ya era era tarde pero no esperó lo que vino -Destruir y luego crear - prosiguió y antes de poder hacer un movimiento, el tipo se tiró hacia atrás, asegurandose de que fuera su nuca la que daba de lleno en el suelo suicidandosé, cosa que le pareció inteligente si se mordía la lengua y ahora que había encargarse de la menor estaba muy segura de que ella no sabía nada porque a juzgar por las cicatrices iba en camino a ser un soldado pero era solo eso un soldado, un peón que no recibia infomración que les pudiera servir, por lo que bajo la orden de su padre le dió un tiro de gracia entre sus ojos terminando así con la pobre existencia de la femína.
Ahora sería el turno de otro encargarse de ambos cuerpos, había aprendido hace mucho que los muertos tambien hablaban y una vez de muertos podrían sacarle información, al menos un poco más de lo que había dado pero ella ahora tenía otro trabajo al que volver sin mediar palabra con nadie se quitó lo guantes de latez llenos de sangre y la pequeña cinta que usaba para recoger su cabello por lo que primero pasaría por su casa para bañarse y luego volver donde el joven Osborn para continuar normalmente como su guarda espaldas, sin embargo antes de irse su padre le tomó el antebrazo -No te hagas matar - La soltó y volvió dentro a esperar a los forences, la traducción de aquello era que se cuidara porque le preocupaba la situación, dibujó una suerte de sonrisa en sus labios antes de subir al carro y partir a nuevo destino.
Movió su cabeza de un lado al otro, haciendo que sus huesos sonaban por lo que se dedicó a observar al maltratado hombre, cabello rubio, ojos azules que a pesar el hinchazón de su rostro debudos a los golpes asún se veía guapo, algunas arrugas al rededor de sus ojos que indicaban mas o menos la edad e intuia que debajo de toda esa carne desgarrada y sangre había un cuerpo bien formado que indicaba lo entrenado que estaba pero claro esas eran cosas que no le preocuban porque lo único que la mercenaria quería era la información que él poseía y no soltaba por eso le habían llamado querían ver si ella era capaz de tener éxito allí donde su padre, El dios de la muerte (Como le llamaban) había fallado.
Ordenó que bajaran al prisionero y le dieran un poco de agua, sabía que su padre había usado tortura física y mental pero este parecía no hablar, tambien sabía que por lo único que seguía vivo es porque todos estaban empecinados en que así siguiera por lo que miró al masculino con cierta facinación, de vez en cuando se encontraban con uno de esos raros especipenes acostumbrados al dolor que no cantaban a la primera y no reaccionaban a los sueros, como nunca había estado de aquel lado no sabía realmente cuan fuerte ella misma, dejó escapar un suspiro pausado estudiando al tipo que extrañamente tenía una sonrisa en el rostro como retando a que le siguiera infrigiendo dolor, malditos rusos y sus entrenamientos extremistas que hacían de este tipo casi increbantables, si casi porque la rubia sabía muy bien como hacer para que aquel hombre hablara y yo no podía apuntarle más nada, su querido padre se había encargado de eso tambien.
-Medio hombre- Le llamó con tono burlón, haciando que el tipo le mirara con una sonrisa a la que le faltaban varios dientes, su nariz estaba torcida y tenía los ojos hinchados por los golpes que había recibidos, Leah ordenó en su ruso natal que además le despojaran de la ropa que él poseía, otra forma de decirle que quien le habían despojado de todo lo que era o alguna vez fue -Pequeña zorra- su voz era jadeante pero decidida a no dar el brazo torcer, de seguro esperaba que lo matasen e iba a aguantar lo máximo necesario para que toda la información que él poseía ya no fuera suficiente, cosa que pasaría en muy poco por lo que debían apresurarse.
-¿Dónde están? - La voz de la mujera era fría e impersonal pero no importó mucho es así como debía tratarlo, sin crear lazos pues solo quería recuperar a los Prince que habían desaparecido y era por lo único que su familia movía el culo gratis, en especial porque eran niños que aún no habían probado la sangre y no merecían al menos por el momento el odio del mundo, aún le quedaban unos pocos años de "inocencia" pero aquel tipo solo dejó escapar una risa gruesa. Leah estrelló su puño contra el rostro de él, sabía que era inhumano lo que estaba haciendo pero por más que quisiera aparentarlo y su conciencia le mordiera de vez en cuanto, tenía ese demonio dentro de ella que era más fuerte que cualquier rastro de pseudo bondad que pudiera tener y era capaz de hacer este tipo de cosas sin que se le mueva el cabello por lo que volvió a golpear en su estomago obligando que cayera al suelo -¿Dónde estan? - Repitió sin que su voz cambiara en lo absoluto, tomando los musculosos brazos masculinos para arrastrarlo por el centro comercial.
Lo bajó por la escalera desde el tercer piso hasta el sotano del centro comercial sin importarle si en el transcurso se rompía un hueso de más o no, lo empujó contra la pared del oscuro y abandonado lugar, su padre estaba ya abajo, con su camisa fuera a Leah le sorprendía que su padre a pesar de su edad avanzada aún imponía mucho más que cualquier presente en la sala, tal vez fuera su metro ochenta y cinco o su mirada que parecía que si decías lo correcto se aseguraría de que rogaras a las parcas por que cortansen el hilo de vida, la mujer le admiraba y temia por igual pues su cuerpo aún recordaba los golpes y el balazo que le dió cuando era niña, miró con frivolidad a la jovencita que traían colgada ya herida, en otro momento le hubiera dado lastima pero en esos momentos era solo un arma humana sin compación que solo quería recuperar a su sangre, las únicas personas que jamás le traicionarían fuere como fuere el padre de Leah obligó que pusieran a la muchacha rubia que no pasaba de sus trece años frente al hombre por primera vez desde que la mercenaria lo había visto notó lo que era un astibo de sorpresa en él.
Despellejar a una persona era todo un arte y muy pocos estaban tan capacitados para hacerlo como Leah, el grito de la adolescente llenaban el sotano, el sudor frío recorría su piel y ella lo sentía porque estaba con aquel pequeño visturí, abriendo la piel, quitando de manera muy lenta esta, el tibio de la sangre le llenaba los dedos aún sobre sus guantes de latex que ya se sentían pegasoso pero todo aquello siempre bajo la atenta mirada del otro prisionero que miraba horrorizado pero no soltaba palabra alguna, no sabía a ciencia exacta quien era aquella pequeña mujer pero al parecer era cercana al más grande, sino no estaría allí para empezar pero era fuerte demasiado.
-¿Dónde estan? - La voz profunda de Brian Prince inundo el recinto, hablando más fuerte que el llanto de la mujer torturada demostrando el lider desalmado que todo el mundo creia y era, como a ella no le importaba nadie más que su propia sangre aunque tampoco estaba segura de aquello pues no le había temblado la mano cuando tuvo que matar a su propio hermano, algo que ella jamás había podido hacer y esperaba que nunca tuviera que tomar una decisión de esa clase, dejó escapar un leve suspiro siguiendo son su trabajo mientras escuchaba como el otro prisionero los mandaba al infierno una y otra vez. Personalmente Leah se estaba cansando de ese juego y en poco tendría que volver donde Harry para cumplir su deber de guarda espaldas y el llanto de la chica le comenzaba a molestar, sabía que si a esa altura no había hablado jamás lo harían.
-Sólo una vez más ¿Dónde estan Fedor y Galya Prince? - Esta vez, sel general había sonado más dura e impaciente que ante, sabido era que luego de dos días era información vieja pero algo era algo, situaciones desesperadas necesitaban medidas desesperadas pero no se esparaba que el primer prisionero comenzaba a reir -Tal vez vivos, tal vez muertos.... - Leah clavó más profundo el visturi en la prisionera y esta dio un grito desgarrador que le hizo sentir tal vez un poco de pena pero lo ocultó bien, de seguro Fedor y Galya no la estaban pasando tan bien como ella, en fin si el tipo estaba comenzando a hablar ya era era tarde pero no esperó lo que vino -Destruir y luego crear - prosiguió y antes de poder hacer un movimiento, el tipo se tiró hacia atrás, asegurandose de que fuera su nuca la que daba de lleno en el suelo suicidandosé, cosa que le pareció inteligente si se mordía la lengua y ahora que había encargarse de la menor estaba muy segura de que ella no sabía nada porque a juzgar por las cicatrices iba en camino a ser un soldado pero era solo eso un soldado, un peón que no recibia infomración que les pudiera servir, por lo que bajo la orden de su padre le dió un tiro de gracia entre sus ojos terminando así con la pobre existencia de la femína.
Ahora sería el turno de otro encargarse de ambos cuerpos, había aprendido hace mucho que los muertos tambien hablaban y una vez de muertos podrían sacarle información, al menos un poco más de lo que había dado pero ella ahora tenía otro trabajo al que volver sin mediar palabra con nadie se quitó lo guantes de latez llenos de sangre y la pequeña cinta que usaba para recoger su cabello por lo que primero pasaría por su casa para bañarse y luego volver donde el joven Osborn para continuar normalmente como su guarda espaldas, sin embargo antes de irse su padre le tomó el antebrazo -No te hagas matar - La soltó y volvió dentro a esperar a los forences, la traducción de aquello era que se cuidara porque le preocupaba la situación, dibujó una suerte de sonrisa en sus labios antes de subir al carro y partir a nuevo destino.
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