[Privado - Sébastien] Kakitama-Jiru かきたま汁 Mr.Hungry.

-Ya había transcurrido un tiempo considerable desde su llegada hasta Moscú o más bien desde su descenso hasta la tierra, con la vital finalidad de dar con el paradero de su hermano mayor, ordenado por su padre y la aprensiva personalidad que este ejercía sobre sus hijos. ¿Cómo rebatir una orden irrebatible?. Su deambular durante algunos días lo llevó hasta un sin numero de lugares, algunos sencillamente impensados y otros aún más lúgubres, en donde incluso alguien de los suyos podía correr cierto nivel de peligro. Pese a esto, había decidido llevar a termino aquella orden que se le había entregado, aunque debiera poner en riesgo la propia integridad y a pesar de sus nulas ganas de entablar una conversación para tratar de convencer a Seiryu de algo que él mismo no haría y es que bastó con tres días de estancia en la tierra para darse cuenta que su afinidad con aquel lugar, era mucho mayor a aquel sentido de pertenencia que siempre tuvo con aquel lejano lugar natal-.
&%$# ¡Rayos!
-Exclamó al momento en que su estomago rugió. Si bien era un ser celestial, también en la tierra padecían los mismos males que los humanos, males como el hambre o el sueño e incluso el aburrimiento. Para su suerte en aquellos momentos lo menos que tenía era aburrimiento y es que la sóla ruta que había tomado hasta aquellas lejanas tierras, le hacía mantener una enervante expectación, cada vez que daba la vuelta a uno de los enormes murallones de piedra, por aquello que parecía un verdadero ducto de un antiguo y gigantesco desagüe. Se encontraba algo cansado y para su desgracia no cargaba consigo mucho, a excepción de una muda y algo de dinero que claramente en aquellos momentos no valía de demasiado. Ahhh Kakitama-Jiru, aquella deliciosa sopa de huevo y especias que siempre preparaban para él como ofrenda, cuanto extrañaba aquel simple sabor y anhelaba llegar pronto a un lugar por el que pudiera caminar un par de metros sin trastabillar a causa de los accidentes geográficos que provocaban levantamientos y socavones en el terreno por el cual se podía transitar. El sol oculto ya por completo y las estrellas apenas iluminando sus pasos, le hacía ansiar aún más sus suaves sabanas y las atenciones de su hogar-.

La vida en Moscú se había vuelto realmente solitaria y casi intolerable, aunque después de la desaparición de su hermano gemelo, dos lobos más habían llegado a su vida, como una ofrenda de Gaia para no dejarle caer en la desesperación que parecía inminente en esos días. Pero Sébastien tenía una innegable necesidad de irse, de perderse y reflexionar en lo más profundo de un bosque, o de cualquier otro lugar que le permitiese estar lejos del estruendoso vivir de las ciudades.

Después de andar una hora en el tren, bajó en la zona más boscosa de Rusia, enfundado en su pesada chaqueta, justo al borde del hielo. Pocas personas se encontraban en esa zona, y casi todas iban de salida, mas Sébastien era el único que  llegaba, y al parecer, eso era algo extraño, pues los lugareños le miraron extrañados y hasta asustados, alejándose de su camino. Pero el lobo no prestaba nunca atención a esos comportamientos, había muy pocas cosas que realmente cautivaban su atención, y menos ahora que se encontraba con el dolor muy cerca del corazón.

Al cabo de unas horas, se encontró caminando en los bordes del bosque, donde al entrar prácticamente toda la luz fue succionada, o al menos la mayoría, dejando apenas lo justo para poder distinguir entre raíces y piedras para no caer. Aunque moría de ganas de un cigarrillo, no sabía qué tipo de cosas se encontraban en ese lugar y de si molestaría con el humo del tabaco. Un largo suspiro se dejó escuchar entre los árboles, y siguió andando en dirección más adentro. ¿Qué esperaba encontrar? No tenía idea, simplemente era algo que necesitaba hacer, peregrinar por toda Gaia en busca de señales de Markku, o cualquier cosa que le indicara que había sido de él.

Ah… el dolor de volver a perder a la mitad que toda su vida estuvo buscando era algo que no podía tolerar aun, aun con la compañía de Malia, y de Caliel, todo parecía carecer de sentido..

-Sus pies cada tanto se hundían en pequeñas pozas en la piedra, quedando húmedos hasta sus tobillos, lo que lejos de ser refrescante comenzaba a resultar una verdadera molestia al caminar. De tanto en tanto su visión rodaba por los enormes murallones que lograban enclaustrarlo, pensando en si quizás en la próxima curva se encontraba el camino indicado, sin tener posibilidad alguna de sacar ventaja de las propias destrezas de su raza. ¿Debido a qué?. Nada más que a la incertidumbre propia de imaginar la compañía de alguien más en las cercanías, por lo que la opción más confiable de todas, seguía siendo hacer el bobo y caminar como lo haría un humano común y corriente.

-A medida que los minutos y luego las horas pasaban, su caminata parecía no rendir frutos y el avance resultaba incierto, pues desde un inicio caminaba sin una noción del lugar en si, lo que hacía mucho más difícil el que no cometiera algún error, siendo el único punto de guía las estrellas que escasas comenzaron a inundar el cielo, demarcando rutas como desde tiempos ancestrales lo habían hecho.
Haku las conocía bien, quizás tan bien que muchas veces no se confiaba de ellas y es que según sus propias palabras resultaban caprichosas, tanto como una niña pequeña y vanidosas, incluso más que el mejor de los guerreros. Sabía que su ruta debía seguir al norte, al menos era la única certeza que tenía y ahora el camino se comenzaba a hacer algo más sencillo , incluso bajo la oscura noche que se dejaba caer y que apenas le permitía ver las estrellas reflejadas en las pozas bajo sus pies-.

¿Qué es eso?

-Soltó en voz alta y plenamente audible, como si un fugaz pensamiento hubiera escapado de entre sus labios al escuchar un sonido muy parecido al de su caminar. Ese sonido que producía el chasquido del agua y que sumado a los murallones de piedra, lograban aumentar un tanto la acústica del lugar, pudiendo incluso ser amiga de quien no gozara de las ventajas raciales que un no humano poseía. Sus pasos entonces se detuvieron y en cuclillas se agazapó a un costado, casi pegado a uno de los muros naturales en ascenso, esperando ver de quien se trataba o al menos no ser descubierto por alguien que portara intenciones turbias-.

¿Qué era lo que le impulsaba a seguir caminando? Tal vez el no querer mirar atrás, no querer volver a recordar las perdidas y las personas que iban y venían de su vida. No estaba cansado, había llegado a un punto de su viaje en el que su mente veía todo con más claridad, todo lo que le rodeaba parecía más vivo que nunca, a pesar de la interminable penumbra que se hallaba a su alrededor. Conforme seguía avanzando, el bosque dio paso a unas grandes paredes de piedra, algo tan único y fuera de lo común para Sébastien, que no pudo si no detenerse a observar que era realmente lo que estaba viendo. No tenía idea de donde se había metido, simplemente sus pies no se detenían, no hasta que el mismo se obligó a hacerlo.

Paredes enormes, columnas y un espeso rio de lodo, mugre y agua estancada, por lo que parecía. Sus ojos miraron hacia arriba, tratando de ver hasta donde alcanzaban las paredes pero a simple vista, la oscuridad del cielo no dejaba distinguir el final. Y entonces la miró, arriba, suspendida entre las estrellas, observándole.

Madre…

Desvió la mirada, sabía que ella le observaba y que probablemente Markku ya se encontrara entre sus brazos, observándole también. Se obligó a descender del camino por el que iba hasta el riachuelo que recorría el terreno unos metros más abajo. El sonido de sus pisadas entre el agua resonaban por todo el lugar, haciéndole pensar que bajar allí no había sido buena idea, ¿pero que importaba? Estaba en un viaje de conocimiento, o algo por el estilo.

Sin embargo, pronto se dio cuenta que no estaba solo en aquel extraño lugar, cuando una voz masculina se escuchó suave, y sus pies nuevamente se detuvieron - ¿Quién eres? - se giró, tratando de descifrar alguna figura entre las sombras.

-Realmente estaba preocupado por el tener un "Encontrón" uno de aquellos con matices hostiles y desafortunados incidentes que pudiera evitar de algún modo. La oscuridad predominaba, creando incluso siluetas inexistentes en un limbo dónde su perdida mirada parecía divagar, tratando de hilar tenues movimientos y ases de luz que parecían cortarse al impactar una delgada figura-.
Su puta madre! Es un chico... Ah.
-Exclamó cubriendo su boca de forma inmediata, como si tratara de enmendar aquel error ya quizás fatal. ¿Qué diantres hacía un chico en ese lugar? Pues si bien no era demasiado tarde, el lugar era algo realmente atípico como para una excursión imprevista. Probablemente su error acabaría pagando caro, pero no tenía nada que perder realmente ¿La vida? Ja!... Para un inmortal no existían aquellos riesgos, sin embargo debía ser sumamente cauto en todo sentido, pero sobre todo para demostrar a su padre que podía ser tan o más capaz que su hermano Seiryü-.
¿Quién soy? ¿Qué no es una pregunta un tanto rarita como para que me hagas en un lugar así?
-Si bien Haku no era alguien que tomara las situaciones realmente en serio, también se preocupaba en circunstancias en las que la incertidumbre creaba ese ambiente nebuloso, dónde el escenario no jugaba a favor y un completo desconocido podía convertirse de la nada tanto en amigo como enemigo-.

Mi nombre es Liam... Intento llegar a una hostería, pero mi gps se estropeó.
-Indicó a aquella voz venida desde la oscuridad aparente, encendiendo una pequeña lampara de mano que cargaba consigo, con la que Liam dio a conocer su ubicación al apuntar la luz hacia sus propios pies. No intentaba ser obvio o mucho menos mostrarse débil, pero no tenía un motivo aún para desconfiar de aquella voz proveniente de la penumbra... En aquellos momentos por su cabeza sólo pasaban banalidades como la apariencia de aquella persona o lo gracioso que sería el que aquella grave voz acabara perteneciendo a una chica, por lo que tuvo que volver a cubrir su boca ante la amenaza de una carcajada, dejando caer la pequeña lampara al suelo aún encendida-.

El lodo le llegaba a los talones, aunque eso no era molesto, ni siquiera la escasez de luz y estar parado bajo la atenta mirada de su madre. En realidad aquella soledad y silencio le eran confortantes, por lo que encontrarse con alguien allí era algo que le había tomado por sorpresa - Salí a caminar - fue lo único que contesto, y era la verdad, no tenía que esconder, no le conocía y aparentemente no había peligro alguno. Pudo ver el mismo asombro en los ojos del chico, que, con una pequeña lámpara alumbraba en su dirección, para luego soltarla al cubrir su boca y que esta cayera a sus pies, dando una inusual sombra.

Estas muy lejos de un hostel - acomodó las manos en sus bolsillos y sin acercarse, más por costumbre en su espacio personal que por otra cosa, se mantuvo observándole - el camino es por allá - señalo la dirección por la que él había caminado y que en su trayecto, antes de entrar al bosque profundo, había visto dos o tres pequeños hostales.

Sin embargo, y pese a su poca experiencia en cuanto a su nueva condición, por decirlo de alguna forma, pudo notar algo extraño en el muchacho, aunque le restó importancia, ya que probablemente se debiera al lugar donde se encontraban.

¿Cuándo tiempo llevas aquí? - esta vez, se acercó con paso firme, llegando hasta donde se encontraba el desconocido, donde se inclinó y tomo la lámpara, devolviendo a sus manos - soy Sébastien.

-A decir verdad, en aquellos momentos estaba más preocupado de su aspecto a que el muchacho a algunos metros fuera un enemigo o algo así. No es que Liam fuese un chico superficial, pero a nadie convertido en una bola de barro le hace mucho ánimo el tener que encontrarse con otra persona desconocida, no al menos en aquellas circunstancias.  Sabía que como el contrario había sido educado, no podría mantener la distancia por demasiado tiempo, sobre todo con las preguntas e indicaciones que le otorgaba, señalando que se encontraba bastante lejos de una hostal o algo similar y cuando menos lo esperó, ahí estaba el chico frente a él, recogiendo la pequeña lampara que había dejado caer y devolviendo esta a su dueño en un gesto de amabilidad inesperado, mucho más en un lugar como aquel-.

¿Aquí? Llevo un par de horas caminando, quizás 3 pero se a hecho algo tarde tanto para regresar como para seguir adelante, además estoy seguro que habrá un foso lo suficientemente grande como para caer dentro si es que continúo.
-A esas alturas se encontraba algo cansado y no tenía muchos ánimos de continuar su camino, por otro lado el pernoctar en aquel lugar podría resultar algo peligroso aún y en compañía, por lo que se decidió a averiguar el itinerario del contrario antes de cualquier cosa, ofreciendo una amable presentación-.
Mi nombre es Liam, es un gusto conocerte Sébastien, un gusto aunque sea en estas extrañas circunstancias jajaja.

-Sujetó entonces la linterna entre sus dedos y bajó de intensidad la luz antes de proseguir con aquella breve charla. Poniéndose lentamente de pie frente a aquella persona que inesperadamente aparecía frente a él-.
¿Vas a algún lugar específico? Lo pregunto para saber si planeas continuar, yo al menos por esta noche creo que me rindo. Sería mejor proseguir mañana, planeo hacer una fogata y esperar al alba.

La oscuridad en ese lugar apenas era rasgada por la luz de la linterna y por la suave luz de la luna, por lo que comprendía lo que el contrario decía, sobre caer en algún foso sin caminaban por la noche y en un terreno desconocido. Alrededor de los dos chicos se podían apreciar sonidos provenientes de algunos insectos que se arrastraban en el fango y las paredes, la piedra, crujir de los árboles, el viento que soplaba débilmente y uno que otro murciélago volando en busca de la cena. Cuando el menor comentó que ya era tarde, y que al parecer se encontraba cansado, asintió con un leve movimiento de cabeza, pues tenía razón, aunque sus sentidos garou le ayudaban en mucho, algo le había llevado hasta ese lugar a encontrar al muchacho, por lo que tal vez no sería buena idea dejarle solo en un lugar como aquel – mucho gusto…

Miró alrededor y observó no muy lejos, un árbol que ya parecía seco a pesar de encontrarse en un lugar bastante húmedo – no, en realidad solo Salí a caminar… a pensar un rato – una vez que Liam tomó la linterna, Sébastien señaló el árbol – madera seca, solo hay que buscar un lugar adecuado para hacer una fogata – a juzgar por la hora, y que al parecer el menor no llevaba nada más que sus ropas encima, debería estar hambriento, pero Sébastien solo llevaba cigarros, galletas y encendedor en sus bolsillos, así que no serviría de mucho.

¿Está bien si te acompaño? – la mirada de Sébastien apenas era perceptible debido a su propio cabello rebelde y la oscuridad del lugar, pero observaba atento al chico, como tratando de entender que era lo que había llevado hasta ese lugar.

-Aquel lugar era bastante extraño y por lo demás lejano para sólo salir a dar una vuelta o pensar y es que ¿Quién podría pensar a tal hora y dicha situación?. A ciertos momentos se olvidaba de que tenía hambre y es que aveces se dejaba llevar por los viscerales padecimientos de los mortales, como el sueño o el hambre, males de los cuales no padecía pero los cuales solía fingir para mantener su personaje-.
¿Una fogata? Eso estaría bien aunque quizás podríamos llamar la atención demasiado... No es que vaya de desconfiado, pero ¿No es un poco peligroso este sitio? Ni siquiera un perro he visto y me baja una mala espina.

-Tomaba bastante trabajo a Liam mantener aveces los papeles, pero tener algo de compañía no le venía mal, sobre todo por lo extraño que resultaba aquel lugar y lo que tenía estimado en que tardaría en llegar a lo que supuestamente se encontraba hasta el final de aquellos acantilados. Tener un cuerpo "humano" era un verdadero lío, pues si de él dependiera y no de las reglas, no habría dudado en tomar su forma celestial para acortar distancia, pero estando en la tierra las cosas debían hacerse de una forma muy diferente aunque no fuera agradable aquel modo para Haku-.
Claro que puedes acompañarme, además no creo pudiéramos avanzar demasiado antes de comenzar a sentirnos cansados, aún más.

Creo que hay algo de césped junto a uno de los paredones y algunos de los arbustos impedirán que el viento nos pegue demasiado fuerte. -Señaló entonces a unos metros de dónde el contrario notó que podrían coger algo de madera para fogata, haciendo énfasis en un pequeño descampado de apenas unos cuatro metros en donde podrían al menos dormir sin tener que estar en contacto con el fango, ni tampoco con las innumerables pozas de agua sucia, que ya lo traían aburrido-.
¿Sabes hacer fuego?
-Preguntó olvidando por unos segundos que se encontraba en el siglo 21, cayendo luego en cuenta de aquel pequeño error-.

Al salir ese día del departamento, no había pensado en conocer a alguien, y menos en un lugar como aquel. Y teniendo en cuenta, que incluso para alguien como él, un garou sin experiencia, el lugar verdaderamente parecía un extraño y peligroso paraje, la hora y la poca visibilidad, por primera vez en mucho tiempo agradecía haber encontrado a alguien casi en sus mismas circunstancias. Observó con atención el lugar donde el menor le indicaba y asintió con suavidad, para darse vuelta e ir a recoger algo de leña, pues aunque él no padecía frio, lo más cómodo para pasar la noche en un sitio así, era al menos tener un poco de visibilidad de lo que les rodeaba.

Aparentemente todo estaba tranquilo, los únicos sonidos que alcanzaba a escuchar eran los del viento y algunos insectos, aunque con la arquitectura de aquel sitio, era obvio que manos humanas habían trabajado en esa zona, tal vez hace cientos de años, a juzgar por el aspecto.

Tengo algo mejor – contesto tranquilamente a su pregunta, puesto que un fumador como el, siempre salía con un encendedor, lo sacó de su bolsillo y se lo pasó al contrario, mientras el terminaba de acomodar la leña de forma que la fogata no fuera muy grande para llamar la atención de extraños, pero lo suficiente como para mantenerse abrigado en el frio de las noches nórdicas. O en caso de que eso no fuera suficiente, tendría que permanecer más cerca de Liam.

¿Has comido algo ya? – Preguntó con tono suave, pues si no era el caso, el mismo podría ir a cazar algo, aunque no tenía mucha confianza en que los seres vivos que habitaban en esa zona fueran realmente comestibles – tengo solo cigarrillos… y algo más en la mochila… - por un momento había olvidado que llevaba esa cosa a la espalda, por lo que la sacó, dejándola sobre el suelo y tomando algo de chocolate y galletas, que era lo que comía cuando salía a caminar – no es mucho…

-Era agradable encontrarse sobre aquel pequeño descanso que realmente fue un salvavidas ya que con sinceridad no se vía a si mismo durmiendo sobre las rocas de un despeñadero. Sus hermanos habrían salido de esa situación sin mayor problema y de eso estaba seguro, pero también estaba en la tierra para probarse a si mismo sus capacidades, las cuales desde su llegada poco a poco habían comenzado a aflorar como una inesperada sorpresa-.
No te preocupes, comí algo antes de salir desde casa, además no sabemos que tan largo sea este camino y si podamos necesitar comida mañana. ¿No lo crees?. -Debió rechazar en forma amable la oferta de aquel muchacho y si bien se fiaba de él, tampoco era alguien egoísta que no padeciendo hambre fuera a tomar la comida que podría servir a alguien más.
Mientras sostenía el encendedor que el contrario le había dado a coger, podía ver a ciertos momentos que se trataba de un muchacho en verdad bien parecido, tanto que le parecía extraño que un chico así fuera por un lugar de ese tipo-.

Pareces tener experiencia en esto de montar una fogata, pero no te ves como un chico de la naturaleza o criado en el campo... Te ves incluso como un modelo. No lo tomes a mal, es un cumplido en verdad pues si me preguntas a mi, no sabría armar un fogata. -Alguien interesante con sorpresas interesantes, eso era Sébastien y lo mostraba con cada segundo que pasaba, por lo que pensaba menor ¿Qué podría hacer por él? pues ya el mayor había sido sumamente gentil al quedarse con él y encargarse de la fogata, pero Liam en el mundo de los humanos y como humano, era un chico bastante inservible y no por que lo quisiera, si no por no haber tenido el suficiente tiempo para aprender algunas cosas básicas como utilizar un ordenador o aprender a cocinar, exceptuando la kakitama-jiru, una sopa sumamente sencilla a base de huevo y el principal alimento de Liam desde que había llegado hasta la tierra-.

¿Crees que mañana logremos avanzar algo? Yo sólo quiero salir de este lugar, que me parece incluso claustrofóbico... Mhh Sébastien ¿Qué te trajo hasta este lugar? en verdad es algo tarde para salir a dar un paseo como dijiste y aunque cargas una mochila contigo, yo diría que más parece una excurción o algo así.

-La verdad era que no tenía hambre, pero bien sabía que debía aparentar ante los ojos de los demás, situaciones en las que los humanos generalmente podrían caer como el sueño u otras necesidades básicas. Se aproximó hasta la fogata y tomó asiento en un lugar cercano al más alto pues no deseaba alejarse demasiado del calor que a ambos brindaba. Aquella noche no tenía muchos ánimos de haber seguido caminando y aquella pausa en verdad agradecía, pero sobre todo la inusual cortesía del mayor, quien se había comportado como un verdadero protector en contraste del joven Liam, quien poco aún sabía de la vida en la tierra.
Sébastien tenía una muy buena explicación y todo aquello que sabía se debía a las enseñanzas de alguien más, a lo que asintió moviendo su cabeza en forma positiva, pues ponía especial atención a cada una de sus palabras-.

Si deseas podemos continuar al norte como dices y en el camino intentar cazar algo. No se mucho sobre eso, pero si el terreno cambia más adelante, es probable que podamos encontrar animales y una forma para cogerlos. En este lugar se nos haría demasiado difícil, sobre todo debido a las rocas y que correr sobre estas probablemente acabaría con alguno de los dos lesionados.
-Era completamente cierto lo que el menor respondía, pues aunque no supiera mucho sobre escenarios o caza, bastaba con ver su estado tan sólo con una caminata de unas cuantas horas y sólo eso bastaba para dimensionar como sería correr tras una presa, sin la certeza de atrapar esta en tan inclemente medio-.

Así es, oleremos a humo pero al menos esta noche no tendremos frío o eso espero.
-Respondió esbozando una sonrisa que apenas se lograba visualizar entre la tenue luz que iluminaba a ambos. Se encontraba a piernas cruzadas y sus manos mantenía sobre sus tobillos, observando el juego que aquel muchacho comenzaba a realizar con una pequeña vara encendida-. De todas formas si es que decides regresar, te acompañaré. No creo ser capaz de continuar por mucho más si me torciera un tobillo o equivocara en la ruta. Mhh ¿No tienes sueño aún?
-Preguntó curioso pues si bien no tenía idea de que hora marcaba el reloj, sentía que la caminata había agotado algo de su energía y no fingía, pues en aquella forma humana, no se encontraba acostumbrado a andar por ahí y resultaba algo completamente nuevo-.

La noche había sido generosa con ambos, más que nada al permitirles encontrarse. La luna, su madre, brillaba lejana y sin embargo, a pesar de los rencores que pudiera guardar hacia ella, esa noche se comportaba como una verdadera madre, ojala fuera así siempre y desistiera de quitarle a Markku. El frio no era problema para Sébastien, pero no podía negar que era reconfortante sentir el calor del fuego, y la luz que producía, le llenaba de viejos y gratos recuerdos.

Bajó la rama y la dejo en el suelo, mientras buscaba sus cigarrillos en su chaqueta. Gaia debía disculparle si ni siquiera en el bosque podía dejar de fumar, pero era algo natural en el, como si siempre hubiese tenido un tabaco en los dedos - espero que no te moleste mucho - comentó mientras lo encendía y la primera calada llenaba sus pulmones con humo, para luego salir por sus fosas nasales y desaparecer en la oscuridad.

¿te parece si mañana seguimos caminando? Aun no tengo ganas de volver - contestó a su comentario, aunque no era un lobo como los demás, puesto que toda su vida la había vivido en la ciudad, en esos momentos, estar en el bosque era lo que quería - no, yo duermo muy poco, no me fio mucho de la luna - susurró tranquilamente mientras buscaba una goma de mascar en su mochila, para luego ofrecerla al menor.

Pensó que estaban de suerte, pues esos dominios parecían ser de alguien más, y si nadie se les cruzaba en el camino buscando problemas, entonces podrían explorar un poco más antes de volver sobre sus pisadas.

Oh ya veo ¿Así que muy poco? Dicen que los desordenes del sueño se deben generalmente a factores ajenos a la persona. Quizás estás sometido a estrés o simplemente, quizás fuera de tu medio... Son opciones ¿No?. -El menor se encontraba complacido de saber que proseguirían con el viaje el día de mañana, pero causaba preocupación en su persona el hecho de saber que podía aguardar por ellos más adelante. Podía ser cualquier cosa y es que sólo bastaba con dar un pequeño vistazo a aquellos acantilados que los rodeaban, para saber que eso probablemente no era obra del hombre, si no de algo quizás mucho más grande que ellos mismos y por ende no sólo despertaba curiosidad en el joven Ryujin, también algo de reticencia a llegar hasta el final-.

No deberías fumar demasiado, dicen que hace mal y que a pesar de lo chick que pueda parecer, tus dedos se pondrán amarillos. -Respondió recibiendo la goma de mascar que el contrario regalaba al menor, la cual no tardó en abrir con sus dedos mientras pensaba en lo difícil que muchas veces resultaba imitar a un humano. La puso en su boca y comenzó a masticar lentamente, pensando en que más tarde debería fingir también dormir, un habito que siempre desde su llegada a la tierra había considerado algo tétrico pues los humanos yacían sobre sus camas, inertes como si no tuvieran vida-.

Podemos llegar hasta el final del camino, estoy seguro de ello. Además tengo curiosidad por lo que encontraremos, tengo entendido que muy poco hay sobre esta ruta y hacia donde lleva. Eso es interesante desde un punto de vista ¿No lo crees? Aunque por otro lado saber que no tenemos una ruta clara incluso de día, resulta un tanto inconveniente. -Entonces se dejó caer de espaldas sobre el césped, observando en lo alto el firmamento como dibujaba con claridad un mapa de navegación, algo que les sería de suma utilidad para guiarse hasta el final del camino y retornar sin problemas-.

Sébastien... ¿Qué haces para vivir? ¿No serás de esas personas con empleos extraños, no? Ahahahaha.

Su mirada se deslizaba entre las sombras y el fuego, para terminar en el rostro de su nuevo compañero de andanzas. Sébastien se sentía curioso, aunque no lo demostrara como normalmente las personas lo hacían, por aquel chico que parecía totalmente fuera de lugar en esa zona, sin embargo, algo en él llamaba su atención, pero como siempre, sabía controlar muy bien esos impulsos.

Si, son factores externos… - susurró, mirando a la luna y entrecerrando los ojos, para luego bajar la mirada y dar una profunda calada al cigarro, y luego arrojándolo lejos al escuchar sus palabras, se llevó la punta de los dedos a la nariz y luego se los mostró a Liam – creo que no están amarillos, y nunca lo he hecho por moda… - dejó la mano al alcance contrario para que este pudiera examinar sus dedos si es que así gustaba, nunca le había preocupado demasiado si es que el cigarro le provocaba la muerte, lo que no le gustaba era que su hermano tuviese que morir… - si quieres puedo adelantarme un poco y buscar un camino para mañana – comentó tranquilamente mientras bajaba la mano y tomaba una pequeña rama seca y la encendía, mirando al chico después.

No tenía miedo de mostrarse tal como era, lo que si pensaba era en la reacción de Liam al verle transformarse en un lobo. Tal vez no fuera buena idea, aunque si adelante en el camino surgía algún inconveniente, tendría que hacerlo de todas formas – soy fotógrafo – aquello podía convertirse en una conversación,si iban a pasar la noche juntos en ese lugar, al menos tendría que buscar un tema de conversación, por muy malo que fuera para eso.

No, no te adelantes. Si es que haces camino a esta hora te estarías arriesgando a alguna tontería, además ninguno de los dos conoce esta zona y no sabemos con certeza que se encuentra más adelante o siquiera si estamos dando vueltas en círculos. -Susurró para el contrario mientras observaba sus dedos y luego como volvía a encender una pequeña rama, en una serte de hipnótico momento en el que si bien ponía completamente atención a su voz, su mirada no podía apartarse de las llamas y su danza que parecían animar la amena conversación que comenzaba apenas. Observó sus propias manos y notó que se encontraban manchadas con algo de tierra que probablemente horas antes habría sido barro, por lo que escondió estas en el canguro de su polerón intentando que el mayor no fuera a ver el desastre en que estaba convertido, aunque estaba seguro que tanto su rostro como su cabello y ropas se encontraban en idénticas condiciones, por lo que sabía que su esfuerzo sería en vano y probablemente Sébastien estaría secretamente riendo debido a su aspecto-.

Anda mejor cuéntame como es tu profesión, eso de ser fotógrafo debe ser interesante. Imagino que debes conocer muchas personas y viajar a lugares muy distintos debido a ello ¿no es así?. -Admitía que aquel muchacho era más que interesante, partiendo por el simple hecho de haberse encontrado en un lugar tan poco común y continuando por cosas de aquel tipo, cosas que desconocía completamente pero que resultaban llamativas para Liam pues desde su llegada se había sentido atraído por cosas como la pintura y la fotografía. Según su pensamiento sólo aquellos con una sensibilidad especial eran capaces de plasmar dichas obras de un modo satisfactorio y en ese exacto momento se preguntaba ¿Cómo serían? las fotografías de Sébastien-.

Es extraño encontrar gente amable en un sitio así y bueno me refiero en general. Eres una especie en extinción Sébastien ¿lo sabías?-Añadió esbozando una sonrisa mientras con la goma de mascar en su boca hacía una enorme bomba-.

-Si era sensato no deseaba mentir a Sébastien, pues podía leer en sus palabras que él había sido completamente sincero en cada una de las cosas que le confesaba, por lo que tomó una decisión que quizás los suyos no comprenderían. Optó por ser completamente honesto con aquel muchacho, esperando que este no se espantara, por lo que no escondería nada si este realizaba una pregunta comprometedora. Prestó gran atención a cada una de sus palabras, sobre todo destacando lo aludido a su abuela quien parecía haber sido una persona bastante importante en su vida, algo que hablaba del contrario como alguien que alguna vez tuvo un pilar y que probablemente era capaz de confiar en las personas. Le gustaba ver el rostro del mayor en esos momentos, parecía que se iluminaba unos instantes pero no por la tenue luz de la fogata, si no por aquellos recuerdos que venían a su mente mientras Liam lo contemplaba-.

Es una bonita cámara y seguro que significa mucho para ti.
-Comentó algo tímido hacia el contrario para acabar sorprendido cuando Sébastien tomó una repentina foto. Liam sólo esperaba no haber salido con una expresión ridícula de la que el mayor fuera luego a burlarse, por lo que luego cubrió su rostro unos breves segundos con ambas manos y luego volvió a observar sus ojos, escuchando aquella pregunta que era normal surgiera. Pero ¿Qué le diría? No deseaba mentir, pero cualquier cosa que dijera sonaría a mentira incluso la verdad, así que en esos momentos estaba ahogado en un vaso de agua, igual como solían estarlos aquellos llamados humanos-.
Debería estudiar, pero la verdad es que no hago nada. En estos momentos estoy en un viaje para reunirme con uno de mis hermanos mayores, pero tal parece él no tiene el mismo interés por reunirnos y no lo culpo pues traigo malas noticias para él. Son asuntos de familia, quizás complicados de entender.

-No sabía si estaría bien decir la verdad, pues la verdad era extraña aunque tampoco quería Sébastien lo viera como un muchacho holgazán que nada hacía, pues la realidad estaba bastante alejada de ello. Luego lo volvía a pensar y creía que quizás una mentira hubiera sonado mejor, pero prefería pasar por un holgazán a mentirle-.
Aún no hablo bien el idioma como para ingresar a algún colegio, me toma algo de trabajo cuando debo escribirlo y no he tenido demasiado tiempo para dedicarlo a eso. Con esto de ir desde un lado a otro mhh hace mucho que no hablaba con otra persona, al menos de cosas que importan y es agradable saber que no eres un asesino en serie o algo así hahahaha. -Acabó por sonreír realmente tranquilo con la presencia y compañía grata que el mayor le brindaba-.

-Tras las palabras del más alto, notó que ya era bastante entrada la noche, pues en el cielo ciertas estrellas comenzaban a brillar en diferentes horas y no supo como el tiempo había transcurrido casi volando, por lo que atendió a sus palabras y se acercó hasta uno de los lugares secos y se acomodó en este. No era que la tierra fuera el mejor lugar para dormir, pero al menos no lo harían en un montó de rocas afiladas, por lo que estaba agradecido de haber encontrado un sitio así y también algo de compañía-.
Espero que mañana estés descansado, quizás debamos caminar bastante ¿quién sabe?. Este lugar parece muy extraño y no podría asegurar que tenga una salida o acabemos en un sitio peor que este.

-Sonrió tímido y se volteó hacia el lado en que se encontraba Sébastien, notando que quizás el cansancio ya lo rendía al igual que a él, después de todo no era una ruta que acostumbrara a hacer siempre y mucho menos en aquellas condiciones. No comprendía aún que gracia tenía ser humano, estando sujeto a ese tipo de situaciones que no le agradaban y aún más, impedido completamente casi de sus habilidades. Los humanos eran frágiles y usualmente eran víctima de sus propios impedimentos, algo que claramente a Haku le desagradaba y por lo que esperaba pronto encontrar a su hermano y enviarlo de regreso a casa para así no estar obligado a permanecer en aquella diminuta existencia-.
Cerraré los ojos, sólo si tú lo haces ¿vale?

-No es que desconfiara del mayor, era simplemente que aún tenía dificultad para fingir aquel tipo de hábitos como el dormir y pensaba que por algo tan básico como eso podría ser descubierto. Así era, ellos no soñaban ni tenían la necesidad de dormir, pero aquel cuerpo se cansaba mucho y aveces sentía que sus piernas se doblaban, probablemente por no apoyarse en sus habilidades y debido a esto mismo por primera vez sus ojos se cerraron por si solos, sintiendo como el calor del fuego parecía mecerlo hasta que cayó en un profundo sueño-.