[[ ABIERTO || BORED ]]

Radisson Royal Hotel
Viernes 26 de Junio, 14:30 Hrs.

Dyel suspiraba pesadamente tendido sobre la cama, sus manos yacían en la nuca, sus piernas, estiradas por completo, se cruzaban entre sí mientras sus ojos permanecían cerrados tratando de dispersar sus cavilaciones. "¿Por qué me pasa esto a mi?", se preguntaba una y otra vez en su mente, aunque en realidad la respuesta estaba clara, pero así era y no podía cambiar. Lentamente se giró sobre la cama quedando recostado del lado derecho, abrió sus ojos y simplemente miró la nada, nada que hacer o ver en esa habitación en ese momento. Chasqueó su lengua antes de sentarse y buscar sus pantuflas que yacían en algún lugar del suelo. Se levantó lentamente caminando hacia el baño, de seguro una ducha fría le ayudaba a despejar sus ideas y animar su cansino cuerpo.


Al salir de la ducha, con su cabello castaño algo despeinado, fue en busca de ropa, nada en especial, unos jeans, una playera y zapatos deportivos. Se terminó se arreglar sin saber en verdad para qué. Lo único que necesitaba en esos momentos era poder despejar su cabeza, tomó sus llaves guardandolas en el bolsillo de atrás de su pantalón para así salir de la habitación en busca de algo que hacer. Caminó hasta el ascensor con las manos en los bolsillos totalmente despreocupado de lo que pasaba a su alrededor. Las cosas se le habían puesto feas últimamente, pero él sabía que aquella pregunta, que cada noche al dormir le atormentaba, tenía una respuesta concreta, con nombre y apellido, tal vez siempre lo supo pero se negaba a asumirlo, asumir sus aquello era que de golpe la realidad se presentara y aquello era algo que quería evadir con todas sus fuerzas.


El ascensor por fin paró y pudo subir, una vez en el lobby se encaminó hacia el restaurante, no había notado cuanta hambre tenía, al dejar que su mente divagara de la nada, sus funciones básicas pasaron a segundo plano y el estómago no notificó el ardor y los gruñidos crecientes en él. Comida, era en lo único que su mente se enfocaría en aquellos momentos, el porqué estaba hospedado en aquel hotel y no se quedaba junto a su hermana era simple, no necesitaba que lo atocigasen con preguntas tontas, preguntas que, tal vez, ni él mismo pudiese responder, pues no sabia con claridad que era lo que pasaba por su mente. Sólo se encontraba lleno miedos, porque a pesar de que era una persona arriesgada y valiente, tenía miedo. Se sentó en una mesa lo más alejada del lugar y espero a que el mesero le entregará la carta, le miró por unos segundos antes de ordenar su comida y un poco de vino, pues luego de eso no pensaba subir a moto y dirigirse a casa, sino subir a su habitación y vegetar el resto del día, a menos que algo interesante se le cruzase en aquellos momentos.