(Abierto) ----Speed

Esa noche le habían invitado a una correr autos, normalmente iba a esos eventos pero se metía a esas apuestas ilegales sin tener que manejar, sin embargo, hacía un tiempo que le llamaba la atención sentir aquella adrenalina, sabía que en casa evento de esos, salía alguien muerto o lastimado gravemente y eso solo ocasionaba que el morbo creciera en él, tenía un vehículo el cual corría en pistas que rentaba para sentir la velocidad al máximo pero correrlo a carretera sería totalmente emocionante y diferente, había aceptado ser participante y probar por primera vez competir con los expertos.

Llegó a las afueras de la ciudad, era de noche y las personas comenzaban a conglomerarse, la mayoría pertenecían a mafias, y muchos otros a comercios ilegales, a pesar de que había gente que parecía humilda todos tenían un nivel económico alto.
Tomó su teléfono móvil y le mandó un mensaje por “Line” a Malia

“Hey chica loca, hoy correré en una carrera de apuestas ¿Quieres ser mi copiloto? Vamos será divertido, nena”

Junto con aquel mensaje le envió la ubicación de donde se encontraba, esperaba que la chica le contestara y asistiera, sabía que no estaba muy contenta con él pero al mismo tiempo tenía la esperanza pues estaba muy seguro que aún le amaba así como él a ella y era algo inevitable tener la necesidad del uno por el otro.

Mientras tanto su patrocinador de esa noche se le acercó a darle algunos tips y explicaciones que le serían útil durante aquella noche, las apuestas comenzaban a darse y los participantes se reunían con el equipo que les apoyaba.

Aquella noche estaba tranquila sentada en uno de los árboles del parque, tres hombres de Otani habían salido con ella, más que nada para evitar que la chica hiciera algo que pudiera ser demasiado "explosivo" su humor últimamente era de lo peor, sobre todo porque la luna llena se encontraba cerca, ante la menor provocación era capaz de romperle la cara a cualquiera y al parecer eso no era muy sociable y no encajaba con la etiqueta que correspondía para la "hija" del jefe de la yakuza del este, aunque aquello no le interesaba en lo más mínimo, lo único que le interesaba era no defraudar al viejo. Sólo por eso había salido a buscar tranquilidad, pero el hecho de que la estuvieran vigilando ya había comenzado a reventarle la cabeza y cada vez que los escuchaba hablar por teléfono para confirmar su ubicación se enojaba un poco más. Finalmente no pudo más y bajó de aquel árbol.- ¿Me van a mirar toda la noche? -Preguntó con una sonrisa en los labios, sólo para que aquellos hombres pudieran ver bien sus dientes. Se acercó al guardaespaldas más alto y con la delicadeza que la caracterizaba tomó su brazo y de un sólo apretón partió aquel hueso.- ¡Oh no! Has tenido un accidente, vas a tener que ir al hospital, pero no puedes ir solo, van a tener que acompañarlo. -Su voz era tan extremadamente dulce que aquello sólo lograba que esa imagen se viera más siniestra. En segundos los dos hombres se llevaron al herido agradeciendo que a ellos no les hubiera hecho nada, estaba segura de que iba a recibir un regaño más tarde por eso, pero en ese mismo instante no le importaba, estaba molesta y no deseaba disimular.

Se dio media vuelta y tomó el primer taxi que pasó por la calle, estaba segura de que eventualmente golpearía al conductor porque olía pésimo, pero antes de que pudiera hacer cualquier cosa su teléfono celular comenzó a vibrar, era un mensaje del humano...

" ¿Qué? Nadie te quiso acompañar. Está bien, llego en... en unos minutos, trata de no pelear con nadie antes de que llegue, si te van a romper la cara prefiero estar ahí para verlo <3 "

Llegó en poco tiempo, pagó y se bajó del taxi sin cerrar la puerta a ver si así entraba al menos un poco de aire fresco para el próximo pasajero. En seguida utilizó su sentido del olfato para rastrear a Iren, caminó entre las personas y varios se le quedaban viendo con extrañeza, como era común en esa clase de carrera la mayoría de los participantes e incluso sus acompañantes eran rusos, sólo logró ver a unos pocos asiáticos.

Llegó cerca del menor y detuvo sus pasos.- ¿Ya te ha golpeado alguien? -Preguntó con una sonrisa amplia. Llevaba ropa sencilla, casi parecía que acababa de despertar, de repente notó que su campera estaba abierta y que aún llevaba aquel colgante de oro blanco, al instante y sin decir nada subió el cierre dejando aquel collar bajo la tela.

Estaba atento a la explicación del "patrocinador" aquel que dirigía y apoyaba al conductor, el representante que se encargaba de las apuestas que el joven podría recibir, estaba tan distraido que no notó que la joven había llegado hasta que escuchó su voz, esa voz tan hermosa y que podía reconocer a kilómetros.

Sonrió ampliamente y se acercó hacia ella pasándole el brazo por la espalda - Aún no, babe- contestó divertido tomándola del mentón y besándola en la boca mordiéndo su labio inferior etirándole un poco, la dirigió hacia los de su equipo quienes la saludaron amablemente

- Entonces ella debe ser Malia ¿no?- preguntó uno de ellos- Es realmente linda, tiene suna joya

Besó la frente de la joven - Qué bueno que veniste ¿Me acomparás? ¿Te atreverás? ¿No te dará miedo?- todas estas cosas se las susurró al oído pasándole la mano por la cintura de la fémina. Escuchó que se anunciaba que los participantes deberían comenzar a calentar motores por lo que tomó la mano de la loba y la dirigió a su carró, le abrió la puerta del copiloto y luego él se posicionó en el lugar del conductor- se relamió los labios emocionado y totalmente excitado por hacer aquello - ¿sabías que es la primera vez que compito? ¿No es emocionante? Ja Ja- comenta sin poder esconder aquella enorme sonrisa y sus ojos totalmente ilusionados por aquello.

Aquel beso ni siquiera la descolocó, ya estaba acostumbrada, aunque la mordida le hizo algo de gracia por lo que simplemente negó con la cabeza y se dedicó a saludar a aquellas personas. Cuando uno de los extraños pronunció su nombre la loba entreabrió sus labios, pensando en la posibilidad de que ellos la conocieran sólo como una de las muchas chicas que Iren frecuentaba, sólo un cuerpo más, pero intentó disimular lo mejor que pudo.- Gracias. -Contestó con su rostro completamente carente de expresión alguna. Cerró los ojos por un instante al sentir los labios ajenos en su frente, Iren siempre había sido cariñoso con ella, pero de alguna forma esa noche estaba más cariñoso.- ¿Miedo? -Alzó las cejas y simplemente dejó escapar una risa divertida.- Ya vamos, no vine sólo a mirarte la cara toda la noche. -Tomó la mano del humano y caminó rápido, a penas el menor abrió la puerta del automóvil se sentó de una vez, ya quería que aquella carrera comenzara.- ¿Es tú primera vez? ¿Qué? ¿Quieres pedir un deseo? -Preguntó en un tono algo burlón, aunque sólo bromeaba, a decir verdad era agradable ver a Iren como un niño pequeño, un niño pequeño algo desquiciado y retorcido, pero pequeño al fin y al cabo.

Respiró profundo y cerró los ojos para poder concentrar toda su atención en el sonido de aquellos motores prendiéndose, realmente estaba emocionada por ello y aunque no lo admitiera sentía unas cosquillas en el estómago, como garou estaba acostumbrada a la velocidad de su propio cuerpo, pero jamás había subido a un auto de carreras, mucho menos a participar de una. Además no estaba preocupada, lo peor que podía pasar era que Iren chocara o volcara el auto, pero ella no era tan frágil y su regeneración no le permitía morir fácilmente.

El calentar motores se tomaba un tiempo, mientras tanto llevó la diestra a una de las piernas de la joven - Un deseo sería bueno, qué tal una noche en mi cama hoy después de la carrera- la miró con perversión acariciando su blanquecina pierna y subiendo la mano hasta el borde de sus shorts, las piernas de las mujeres le volvían loco, le encantaba palparlas y sentirlas en especial las de Malia.

- ¿ Me lo concederás? Hoy te ves demasiado violable, amor- una vez que considero que era suficiente el calentamiento de la máquina, se puso en marcha para dirigirse a la línea de la salida, la gente comenzaba a gritar de emoción y las apuestas estaban a punto de cerrarse - Ojalá llegue la policía más tarde, se pone interesante- rió pues sabía que si la policía llegaba al lugar habría una gran revuelta, pero en cierta forma era emocionante huir de la justicia, otras veces ya lo había vivido pero siempre como apostador, ahora era él quién competía.

- Aquel de ahí - indicó con la cabeza al carro que estaba junto a ellos al lado derecho- casi siempre queda en los primeros tres lugares, pero no se caracteriza por jugar muy limpio, mi meta es derrotarlo está noche, la verdad es que el tipo me cae realmente muy mal- dijo arrugando la naríz y asentando la cabeza muy seguro de sus palabras- es demasiado engreído y molesto, si le ganó sería la derrota más humillante puesto que soy nuevo en esto -rió divertido -!Hey!- le exclamó- dame un beso ¿no?- dijo llevándo su índice a sus labios casi ordenándole a la loba.

Escuchó las palabras de Iren y ni siquiera abrió los ojos, simplemente dejó ir una risa.- No es un mal deseo, yo me quedo en tu cama, pero... -Sentía como la mano del menor tocaba su piel, pero realmente el contacto físico no era algo que le molestara, por el contrario, era un garou en vísperas de la luna llena, le hacía falta ese contacto.- ...si yo me quedo en tu cama ¿Dónde te vas a quedar tú? -Abrió los ojos y observó a su al rededor mientras avanzaban hasta la línea de partida.

Dirigió la vista a Iren y sonrió.- Ojalá no vuelques el auto al intentar escapar, no puedo regenerarme y curarte al mismo tiempo. -Murmuró para luego dirigir su vista a aquella persona de la que Iren hablaba, aquel hombre se veía de más o menos unos treinta años, su cabello era negro azabache, sus facciones eran algo bruscas, pero agradables a la vista, sus ojos eran casi grises y sus labios eran delgados, casi parecía un fantasma, su piel era extremadamente blanca. Antes de que pudiera desviar su vista aquel hombre se le quedó viendo fijamente y le sonrió de medio labio, Malia entre cerró los ojos por unos segundos, el hombre moduló algo pero el sonido fue tan bajo que a penas y logró escucharlo, mas estaba segura de que Iren no había oído nada.

Escuchó al menor y dio un pequeño salto en aquel asiento.- ¿Ah? -Miró fijo al humano mientras consideraba morderle aquel dedo, pero nuevamente se recordó que no lo podía morder porque la posibilidad de cambiar la naturaleza del menor era un riesgo demasiado grande y en esos momentos no tenía mucho control sobre si misma.- Primero tienes que ganar, después vemos quien se merece un beso. -Comentó aquello en un volumen mucho más alto del que necesitaba, pero la verdad es que quería que el hombre de aquel auto pudiera escuchar y así fue, luego de las palabras de la loba aquel hombre la quedó observando una vez más y simplemente le hizo una leve seña con su mano antes de llevar ambas al volante.

Sonrió irónicamente al ver el accionar de la joven, se mordió el labio inferior tratando de no hacer notar el enojo que Malia había causado en él, no soportaba verla coquetear con otros hombres, al menos no frente a sus ojos, y mucho menos soportaba que le diera vueltas a las cosas que Iren le solicitaba, esperaba que la joven aceptara dedicarle esa noche solo a él, esperaba que la joven le diera un beso para animarlo pero a cambio solo había recibido palabras llenas de burlas e ironías.

!TSK! Qué mal gusto tienes, loba- le dijo algo cabreado mostrándole el dedo de en medio a su oponenete que se atrevía a mirarla con esos ojos de deseo-Esa cosa no vale nada- hizo sonar con fuerza el motor y posicionó ambas manos en el volante - Voy a ganar y si no lo hago quieras o no te irás conmigo - la chica había cambiado mucho su actitud para con él, no la culpaba pero le molestaba, se lo merecía pero era tan caprichoso y egoísta que no soportaba ese trato y mucho menos soportaba sus coqueterías en su cara ¿Acaso se estaba burlando de él? le demostraría en esa carrera lo que era capaz de hacer.

Una mujer muy atractiva se puso a un costado de la carretera, los aplausos se comenzaron a escuchar y dicha joven alzó el arma de fuego y disparó hacia el cielo, todos los autos arrancaron y la carrera comenzó.

Competían 15 vehículos, no eran demasiados pero si los mejores, Iren estaba más por sus contactos y porque necesitaban a un nuevo que atrajera expectativas porque siempre estaban los que apostaban por el talento recíen expuesto. Metió el pedal hasta el fondo, la aguja del velocímetro comenzó a rebasar los 100 km-Hr estaba totalmente decidido.

Comenzó a pasar a varios de los competidores posicionándose por el momento en el quinto lugar, la meta estaba a varios kilómetros donde otro grupo de personas los esperaban para ver quién sería el ganador de aquella noche.

Era extraño, podía incluso ver los cambios de humor en el rostro del humano ¿él estaba muy sensible? ¿Es por eso que estaba tan extremadamente cariñoso? o ¿Era ella en cambio quien se había vuelto insensible ante las reacciones de Iren? Si a eso le sumaban la luna latente en el cielo, pues, era fácil reconocer que aquello no podría tener un muy buen final si alguno de ellos comenzaba a hipersensibilizar, ambos tenían un carácter complicado y explotar se les daba de maravilla.- ¿Qué puedo decir? -Comentó al tiempo que miraba al menor fijamente.- A veces hasta yo misma me regaño por mis gustos. -Desvió la vista hacia una voluptuosa y bella mujer que comenzaba a caminar para posicionarse al costado de la carrera, escuchó las últimas palabras del menor y deó escapar un leve suspiro y luego sonrió.- ¿Vine a verte a ti o no? Sólo ocúpate de ganar si es que puedes. -Comentó sin dirigir la vista al menor.

Tranquilamente paseó su vista por el lugar, mas entre las personas que estaban junto a la bella chica pudo notar un rostro en particular, era casi igual a Otani, pero de alguna forma se veía más ¿Joven?.- ¿Qué demonios? -Llevó sus manos a refregar sus ojos y al volverlos a abrir aquel hombre había desaparecido entre la multitud, por un momento su corazón comenzó a latir extremadamente rápido, pero antes de que pudiera decir o hacer cualquier cosa la carrera había comenzado, por fuerza de la inercia su espalda se pegó contra el asiento del automóvil, iban tan rápido que a penas podía concentrarse, dirigió sus ojos a Iren, aunque su mirada se veía algo diferente.- Sólo unos pocos más, sólo debes pasar a unos pocos más. -No sabía si era el susto de haber visto ese rostro, el hecho de que sentía haber hecho enojar al menor la primera vez que corría en esa clase de carrera o si simplemente era la velocidad que había alterado su propio humor.- Además... sabes que me voy a ir contigo ganes o pierdas. -Jamás había sido muy buena para decir lo siento, de hecho lo evitaba a toda costa, sobre todo cuando se trataba del menor, pero más allá de eso tampoco quería interrumpir su concentración. Dirigió su vista al frente y comenzó a pensar que aquel automóvil era rápido, pero no era una rapidez que la intimidara o asustara como había esperado.

El velocímetro marcaba un poco más de 250 km/hr Iren estaba completamente concentrado en la carrera, tenía la mirada fija al frente y mantenía bien sujeto el manubrio, las curvas a esa velocidad se le dificultaban un poco y pasaba a derrapar, pero nada que no solucionara para continuar en la carrera, un carro quería rebasarle pero no le dejaba pasar poniéndose en el camino de su contrincante para taparle el paso,  escuchó las palabras de la joven y sonrió inconscientemente, estaba satisfecho con lo que le decía, esa mujer lo volvía tan loco y le ponía extremadamente feliz que estuviera a su lado.

Escuchó que el de atrás de él derrapaba y se salía de la carretera chocando contra un árbol, pero a pesar de eso nadie se detuvo era algo normal que ocurría en ese tipo de competencias, todos sabían a lo que se exponían y todos estaban acostumbrados, aunque esperaban siempre que el daño no fuera la muerte.

¿Cómo estas?- preguntó el chico en un momento que pudo, quería saber si a Malia le estaba gustando, aumentó la velocidad pues ya había rebasado a varios, ahora estaba en segundo lugar y el primero aquel chico que siempre ganaba, el de cabello azabache que había tenido el atrevimiento de mirar a Malia. Le ganaría sin importar nada, porque Iren así era, tan visceral y tan competitivo, el de adelante le tapaba el paso para que no le rebasara pero a la primera oportunidad que tuvo se colocó a un costado de su contrincante, parecía que ambos iban a la misma velocidad. De repente sintió un leve golpe del lado donde se encontraba la loba, era ese maldito tratando de sacarlo de la carrera, se molestó tanto, sobretodo porque Malia estaba de ese lado y no quería que saliera lastimada , sin embargo, el infeliz lo hacia una y otra vez mientras Iren intentaba rebasarlo por completo.

La velocidad había comenzado a incrementarse pero no podía diferenciar muchos sonidos por el ruido de la carrera, hasta que de repente vio como ese automóvil salía de la pista chocando en seco con el árbol, pero no fue como en las películas, el auto no explotó en llamas sólo alcanzó a escuchar como los vidrios se rompían y a penas distinguió el aroma de la sangre, mordió su labio inferior y respiró profundamente al tiempo que sus ojos se volvieron de un tono azul brillante completamente sobrenatural, no tenía miedo, sino que estaba emocionada por la posibilidad de que en cualquier momento el automóvil volcado podían ser ellos, en una situación normal estaría preocupada por la vida del humano y a penas podría respirar, pero tan cerca de la luna llena le costaba mantener su lado humano, era simple y llanamente un animal.

- Estoy bien, esto es divertido. Comentó con una sonrisa amplia en los labios sin poder ni querer despegar los ojos de la pista, cuando notó que Iren ya iba alcanzando al primer automóvil, como era de esperarse el dueño de aquel auto era alguien que estaba acostumbrado a esa clase de carreras, pero antes de que pudiera poner atención en él Malia comenzó a notar pequeñas luces blancas por toda la carretera, eran esa clase de luces que nadie más podía ver, al menos no los humanos ni otras razas, sólo un grupo pequeño de garous. Aquellas luces eran las almas de todos los garous que alguna vez habían muerto en aquel lugar y que no habían regresado a Gaia convirtiéndose en seres errantes. Estaba por contarle a Iren lo que veía cuando sintió un pequeño golpe que la pilló completamente desprevenida, por lo que al instante dirigió su vista a aquel automóvil, frunció el ceño sin decir palabra alguna, pero sus ojos comenzaban a brillar con más fuerza y desde su garganta comenzaba a nacer un gruñido.- No puede ganar sin tener que hacer eso, puto de mierda. -Al instante observó a dos de esos seres de luz y les hizo una petición simple, al instante esos seres de luz se condujeron a los ojos del otro conductor para nublar su visión, no le hacían un daño físico sólo nublaban su visión como si el extraño tuviera cataratas en sus ojos.- Quiero que muera... -Un pequeño murmullo salió de sus labios, más no habló en un idioma humano, sino en el de los lobos.

Habilidad empleada: Ordenar Espíritu.:

- Malia! ¿ estas bien?- repetía constantemente en voz alta para que le escuchara a pesar de todos esos ruidos de motores, miraba al frente y hacia la lateral donde tenía a la chica tratando de prestar atención a ambas cosas, estaba preocupado pues la loba parecía estar en excitación total, conocía bien esos cambios en su cuerpo, sus ojos brillaban tan intensos como la luz de la luna, se veía tan amenazante, tan hermosa, pero luego la escuchó hablar consigo misma y posteriormente en un idioma que no supo cuál era.

Notó como el carro de su contrincante se comenzaba a mover de manera extraña, al parecer estaba perdiendo el control, el problema es que ambos vehículos habían alcanzado la velocidad tope de 300 kg/hr y el tipo no parecía disminuir a pesar de las posibles dificultades que estuviera teniendo, afortunadamente iban en línea recta, ninguna curva se había atravesado, a lo lejos parecía venir una y aquella sería total ventaja para Iren pues dejaría atrás a su descontrolado competidor.

Sin embargo, en uno de esos movimientos inciertos que el hombre hacía debido a que la vista se le nublaba, perdió por completo el control y se les vino encima del lado donde la loba se encontraba. A pesar de que todo fue en cuestión de segundos, para Iren todo se vio en cámara lenta cuando vio aquel auto ir directo a la puerta de su copiloto
- ¡Malia!- exclamó totalmente horrorizado, no había nada que hacer, ambos autos saldrían volando al pequeño acantilado, por lo que Iren soltó el volante y jaló a Malia con ambas manos lo más que pudo para alejarla del impacto.

Los vehículos se estrellaron y se volcaron dando varias vueltas a gran velocidad, el carro de Iren quedó completamente de cabeza deslizándose en la maleza a yendo cuesta abajo hasta estrellarse con un sauce de gran magnitud y de tronco muy grueso.

El auto quedó totalmente aplastado y deforme, todo pasó tan rápido que Iren solo había escuchado un estallido y de repente todo fue oscuridad.

Pocos garous saben controlar su ira cuando la luna llena está cerca y Malia aún no sabía como hacerlo por lo que sólo pudo volver en si cuando aquel fuerte choque la devolvió al presente, antes de que pudiera hacer cualquier cosa Iren la tiró hacia él, por instinto puso ambas manos a proteger la cabeza del menor para evitar cualquier clase de golpe y envolvió su cuerpo en él para que nada pudiera dañarlo de forma mortal. Mientas el vehículo daba vueltas el para brisas se hizo pedazos y algunos de los trozos de vidrio se incrustaron en la espalda de Malia rompiendo su piel, rasgándola y haciéndola sangrar, al instante un fuerte aullido salió de la garganta de la loba, aunque no era un simple quejido, no, era un llamado, Malia estaba pidiendo ayuda de la única forma que sabía hacerlo, invocando una manada.

No supo como, ni con qué, pero algo impactó su cabeza de tal forma que por unos segundos cerró los ojos hasta que el fuerte impacto con un árbol la obligó a abrirlos para observar al menor.- ¡Iren, Iren no te duermas, sólo no te duermas! -Gritó con todas las fuerzas que tenía, pero fue en vano, el menor había cerrado los ojos y no sabía que tan graves eran sus heridas.

En cuestión de segundos dos lobos enormes llegaron cerca de aquel automóvil y destrozaron la puerta del lado en el que estaba el humano, Malia se ayudó de su fuerza para poder liberar su pierna de un metal que amenazaba con desprender aquel miembro, luego apartó del camino todo aquello que impidiera que Iren saliera, uno de los lobos tomó al humano por el cuello de su ropa y lo tironeó sólo un poco hasta sacarlo del vehículo. Malia se encontraba débil y aún perdía sangre en grandes cantidades, como pudo se arrastró fuera del auto apretando los dientes para no gritar. Cuando ya estuvo fuera vio como aquellos lobos la observaban con dolor, ellos podían escuchar sus latidos, sabían que estaba mal, pero no entendían porque la chica se negaba a regenerarse. Se arrastró por el suelo hasta llegar cerca de Iren y apoyó ambas manos en su cuerpo.- Gaia te lo ruego, no me abandones ahora, te lo ruego... -Sin que se diera cuenta las lágrimas comenzaron a resbalar de sus ojos mientras sus manos comenzaban a calentarse, la madre eterna la utilizaba como un vínculo para sanar a cualquier ser vivo que estuviera en peligro, en ese momento estaba utilizando todo lo que le quedaba de energía para ayudar al humano. Los lobos sintieron pena por ella y lamieron sus heridas. Cuando Malia al fin notó que el cuerpo del menor estaba en optimas condiciones se dejó caer junto a él respirando profundamente con los ojos puestos en el cielo, esperando que las fuerzas volvieran a su cuerpo para comenzar a regenerarse. El olfato de la loba era preciso, sabía que a pesar de lo fuerte del choque el taque de gasolina del automóvil no se había roto así que no había posibilidad de que estallaran o algo por el estilo.

Un paseo nocturno, era la mejor forma de despejar la mente para el demonio, acostado en la espalda de su gran quimera el demonio se encontraba contemplando la palidez de la luna llena que esa noche en el cielo nocturno se encontraba presente, la gran quimera caminaba a paso lento y tranquilo, aunque cada pisada de esta hacia un gran estruendo, un sonido tan fuerte que molestaba tanto a los pequeños animales diurnos que se encontraban dormido como a los animales nocturnos que escapaban con gran temor. – Piensas que puedes encontrar algo tu solo para comer, haciendo tanto ruido. – Le comentaba con gran tranquilidad el demonio a la gran quimera quien no solamente fue sacada de paseo, sino que también el demonio tenía que alimentarla, aunque esta le había pedido que le dejaran buscar su propia comida.

Sin previo aviso, la quimera de tres metros comenzó a correr en el bosque, al parecer del príncipe este había sentido algo o detectado una presa. En el rostro del receptáculo humano que poseía en ese momento el demonio siempre se mostraba una expresión tranquila, pero esa noche por un pequeño instante se formo una leve sonrisa de mala naturaleza, el demonio tenía un mal presentimiento, lo cual en el sentido de un demonio era bueno.

Los pasos de Ningrum Regulus (La quimera del príncipe de la lujuria) se hacía cada vez más lentos hasta el punto en que se detenía, el demonio sin mucho que decir se bajo de la espalda de la bestia, pudiendo observar dos lobos salvajes que por instinto de sobrevivencia salían huyendo del demonio y su mascota. – Un accidente – Comento lo que por su oscura mente paso al observar el escenario, el gran felino se iba acercando a un coche negro el cual empezaba a abrir como si una lata de atún se tratara, sacando de este a un hombre de una edad de 30 mas o menos. – Un vampiro, te lo comerás – Le pregunto una vez observo como el “ser maldito” sacaba sus colmillos, aunque no eran nada en comparación de las garras y colmillos de la bestia la cual usaba sus armas naturales para despedazar a vampiro y comérselo pedazo por pedazo.

Asmodeo dejaba que su mascota comiera tranquila, mientras él, pues mientras él iba a ver que eran de quienes serian el plato final de su mascota. – Parecen jóvenes – Comento observando la figura de dos jóvenes en el suelo. Era un chico y una chica, el chico no parecía estar en tan mal estado si se comparaba con la chica, aunque para otros tal vez podría ser algo difícil el entender como ambos salieron del vehículo que estaba de cabeza. En tal mal condición además que se encontraban, ni siquiera un vampiro que una condición similar se encontraba pudo salir del suyo.

Asmodeo observo el rostro del joven, el cual se le hacía conocido, pero no tanto con el de la chica una vez el demonio volteo el cuerpo de esta sin ninguna preocupación. Aunque con sangre cubierto estuviera el rostro de esa joven, él podía reconocerlo, puesto después de aquel día no sería tan fácil olvidar de su mente. – La niña de ese viejo. Hmm – Comento en voz alta sin darse cuenta. – Debería hacer algo acaso – Se pregunto una vez empezó a escuchar los pasos de su mascota la cual se acercaba, mas el demonio levanto el brazo, señal que la quimera entendió que era para que se detuviera. – Estas viva, chica de Otani – Pregunto mientras la tomaba entre sus brazos, el demonio no poseía ningún interés en ella, pero tal vez Otani si y el demonio si tenía interés en ese viejo.

Estaba cansada, pero no inconsciente, sentía como las heridas de su espalda comenzaban a sanar rápidamente, al igual que las heridas en su rostro y sus brazos, mas la herida en su pierna aún llevaría algo de tiempo al menos un buen par de minutos. Antes de que pudiera componerse por completo vio como aquellos dos lobos salían corriendo como si huyeran de un incendio, un aroma fuerte llegó a sus fosas nasales, ese aroma era algo que nunca antes había sentido, era molesto, como vinagre y huevos podridos, como azufre, su visión comenzaba a componerse de a poco, al igual que su audición, pero todo pareció volver de golpe cuando escuchó la voz de aquella persona, quería hablar, pero debía quedarse quieta si quería que su regeneración fuera aún más rápido.

Sitió como aquel hombre la levantaba sin problema del suelo y por un momento maldijo estar en esa condición, odiaba tener que ser rescatada como alguna clase de princesa en peligro. Lo observó detenidamente y lo recordó en seguida, ese eral el tipo de la capucha, el que estaba en medio, N.- Estaré bien, sólo necesito un tiempo para regenerarme, no te... -Se detuvo antes de terminar aquella oración, no había necesidad, aquel ser era un completo extraño y lo que llegara o no llegara a pasarle a la loba no era en absoluto su problema.

Sentía como poco a poco la carne de su pierna comenzaba a regenerarse y juntarse cuando un grito hizo que su cuerpo se petrificara sobre los brazos ajenos, al parecer Iren había despertado y estaba molesto, no quería hablar, pero de haber podido le habría soltado un "Cállate y déjame regenerar, ya te curé, ahora sólo quiero volver a caminar, te curé primero porque moriría su mueres... supéralo.".- Iren, Iren cuidado con mi... -Apretó fuertemente los dientes cuando el menor la tomó de los brazos de N.- Iren no te asustes, escúchame, soy un garou, puedo regenerarme, sólo necesito un poco de tiempo, nada más, te prometo que todo estará bien, no te asustes. -Su voz era débil, pero tierna, intentaba calmar los nervios del menor. Cerró los ojos al recibir aquel beso en su frente y dibujó una pequeña sonrisa en sus labios, a decir verdad en aquel momento le daba lo mismo la cantidad de sangre que había perdido sólo estaba preocupada por aquella criatura que había devorado al vampiro en el automóvil que los había chocado, nunca había visto a un ser así, no era un animal, no había nada de Gaia en él. Es más, si la oscuridad tuviera un aroma a eso apestaría esa criatura. Volvió a apretar sus dientes cuando el menor la acomodó sobre su espalda, podía escuchar los latidos de ese humano corazón, sabía que el menor estaba nervioso.- Iren, nada malo va a pasar, lo prometo. -Giró la cabeza sólo un poco para poder observar a aquel ser una vez más y luego al hombre que le acompañaba.- N ¿Qué es eso? -Sabía que era posible que hubiese cometido un error al preguntar, pero realmente quería saber que era esa criatura tan horrible.

Casi podía escuchar la voz de Otani en su cabeza "Señor N ¿Qué tan difícil puede ser? Señor N, Malia, no tuteamos a quienes no conocemos." aunque ya era tarde, sólo esperaba no haber ofendido a aquel hombre de mirada casi vacía.

El demonio pensaba que el chico frente a él debía ser humano, puesto era obvio que no entendía que si sofocaba a cualquier ser sobrenatural mientras este intentaba auto sanarse todo seria mas difícil aunque esa habilidad fuera semiautomática. Dos pasos hacia adelante por su parte para llegar y quedar frente aquel humano, el demonio sabia que la Malia necesitaba estar tranquila para poder regenerarse puesto el también podía hacerlo y comprendía a la perfección el tema. – Si la sofoca ella no podrá curarse a tiempo, además observe la gran cantidad de sangre perdida, debe permitirle cerrar las heridas antes la perdida llegue a un momento en que le ocasión un shock hipovolémico o algo similar – Comento con tranquilidad pero prácticamente regañaba aquel chico humano, por eso después finalizar de hablar el demonio tomo de nuevo a la joven, solo que a diferencia del humano, él tuvo cuidarlo al hacerlo.

Asmodeo pensaba llevar a la chica entre sus brazos con Otani, pero. – Ningrum Regulus no es un “eso”, señorita Malia. Es mi fiel compañero – Comento tranquilamente mientras caminaba (todavía cargando a la joven entre sus brazos) hacia la gran bestia de tres metros. – Debería llevarla con Otani, pero dudo que sea bueno en cierto sentido para usted – Al final si la terminaría llevando con Otani, pero primero había otro lugar donde sería mejor que fueran antes de poder regresar con él viejo. – Necesita recuperar sangre, cierto – Le pregunto a Malia mientras la se doblaba para que él demonio pudiera subirse y subir a la joven sin ningún problema.

El demonio conocía un lugar donde aunque fuera por arte de magia la joven podría ser sanada antes de que siguiera complicándose. – Te quedas – Le pregunto al chico mientras Asmodeo se encontraba sentado en la espalda de la quimera (la cual extendía sus grandes alas, generando un fuerte viento) con Malia entre sus brazos teniendo cuidado de que ella no se fuera a caer.

Escuchaba musitar a Malia algunas cosas, y la verdad es que no se había dado cuent de la bestia que yacía en el lugar, solo quería llegar y pedir ayuda a alguien para que los llevaran a un hospital o en todo caso a su departamento para que la garou descansara y pudiese regenerarse con calma.
Sus ojos comenzaron a cristalizarse, se sentía enormemente culpable, en esos momentos se odiaba a si mismo.
Su mirada fija en el objetivo, en aquella carretera que estaba a punto de alcanzar sin importar nada, si él la había metido en aquel problema, él mismo la sacaría, no permitiría que nadie más se hiciera responsable, no permitiría la ayuda de absolutamente nadie; porque Iren así era egoísta con lo que amaba, egoísta con sus responsabilidades, egoísta consigo mismo.

-Deja de darme consejos estúpidos, yo sé lo que haré con ella- dijo firme al contrario con la intensión de seguir su camino pero el contrario parecía insistir hasta el grado de quitársela de los brazos, se quedó parado, inmovilizado, sin emitir palabra alguna, observando sus brazos vacíos, volteó a ver hacia donde estaba aquel ser extraño, no soportó la imagen de verlo cargar a la fémina, no soportó a aquella desagradable criatura a la que parecían subirse. Sintió su corazón estallar en mil pedazos, simplemente porque él no era su salvador, porque esa imagen le hizo sentir que en realidad aunque se esforzara por formar relaciones siempre lo hacía mal, siempre era juzgado con suficientes motivos, siempre lastimaba a las personas que amaba porque su amor era venenoso y maldito, y al final siempre, siempre se quedaba completamente solo, pero a Malia se había aferrado por completo, su vida, su cuerpo, su alma, ella lo tenía todo y si había alguien en la escena que se atreviera a tenerla o simplemente a tocarla lo enloquecía porque si por algún motivo la perdía, él se perdería también en una oscuridad infinita.

Ella era su salvación, la única luz que iluminaba su tenebroso y sucio camino. Porque Iren todo lo que tocaba lo destruía, lo ensuciaba, porque no había absolutamente nada bueno en él, nada brillaba en su interior.

Pero ¿Quién podría entender a esta alma torturada? Aquel hombre con su simpleza sobrenatural nunca podría comprender la retorcida mente del humano ni mucho menos su enfermo corazón. Un corazón que alguna vez estuvo sano, pero ya no, el mundo lo había corrompido.

Se secó las lágrimas y caminó a grandes pasos justo después de la pregunta de Asmodeo, era firme y decidido, una fiera que brinco para subir al lomo de tan extraña criatura, arrancarle a su “esperanza” al sobrenatural y lanzar una patada a su vientre con la intensión de lastimarle, porque a su “esperanza” nadie la tocaba.

- ¡No te atrevas a poner tus manos de ella nunca más, es mía! – exclamó aferrando entre sus brazos el cuerpo de Malia, estaba completamente histérico y enloquecido, no la soltaría, la abrazaría con todas las fuerzas que un humano pudiese poseer, la abrazaría como si fuera su cárcel, y no habría poder sobrenatural que lo separara

Escuchaba como Iren y N hablaban, pero realmente estaba tan cansada que a tiempos casi se quedaba dormida por lo que no alcanzaba a captar cada palabra que salía de los labios de aquellas personas, de momento volvió a sentirse cargada sobre los brazos de aquel hombre alto.- Ningrum Regulus suena demasiado largo, lo llamaré Nilus. -Murmuró más tranquila pensando en que aquel monstruo no le haría daño alguno al humano porque N lo estaba controlando, sería horrible haberlo sanado sólo para que alguien volviera a dañarlo, además conociendo a Malia lo más probable era que aún herida quisiera volver a sanar a Iren si algo llegaba a pasarle.- ¿Otani? No, él no debe saber nada de esto. -Comentó rápidamente al escuchar el nombre se aquel hombre.

Estaba por quedarse dormida de nuevo cuando pudo escuchar como los latidos del corazón de Iren se aceleraban, intentaba buscarlo con la vista, pero debido a la perdida de sangre aún veía borroso, concentró sus fuerzas en su nariz para sentir cualquier tipo de cambio en la estructura química del cuerpo de aquel humano, comenzaba a preocuparse, era extraño que él estuviera callado por tanto tiempo.- Si, he perdido bastante sangre, pero no es como si pudiera ir a un hospital a pedir sangre de garou. -Dijo dirigiendo su vista al mayor, con extrema lentitud alzó una de sus manos y tocó aquella tela que cubría el rostro ajeno dejando una pequeña mancha de sangre.- Pareces un enfermero. -Realmente intentaba mejorar el estado del ambiente, ver si lograba que nadie se preocupara, además quería ver si lograba por lo menos que tanto Iren como N rieran, pero al parecer aquello no era algo que pudiera hacer mientras estaba tan ensangrentada. Respiró profundo al momento que pudo sentir como aquella herida en su pierna se regeneraba por completo, sólo quedaban un par de heridas internas y ya estaría como nueva, aún no sabía que era lo que había golpeado su cabeza, pero realmente no importaba.

Estaba por preguntarle a N en que condiciones se encontraba Iren y porqué no hablaba cuando la voz del menor se escuchó fuerte y clara.- Iren. -A penas alcanzó a susurrar el nombre del chico cuando una vez más sintió que era tomada de los brazos de N, ya casi se sentía una pelota de handball, sólo esperaba que no la dejaran caer antes de sanar al cien por ciento.- Iren no te asustes, mira mi pierna, ya no sangra. -Respondió el abrazo del menor intentando alejar cualquier clase de miedo que pudiera sentir.- Sé que estás frustrado por lo que ocurrió, pero no ataques a N, él sólo está ayudando porque conoce a mi padrastro ¿Si? -Sus ojos comenzaban a pesar como si se fuera a quedar dormida de un segundo a otro.- Todo va a estar bien, lo prometo. -Luego de decir aquello elevó su vista al mayor, sabía que él tampoco era humano.- N, por favor ¿Podrías explicarle a Iren como funciona nuestra regeneración? -Tal vez la regeneración de sus razas no era exactamente la misma, pero en ese momento cualquier explicación sería suficiente.