Abierto | Encontrándonos bajo gotas fugaces.

Dejó que el aire acariciara su rostro, que la lluvia enfriara aún más su cuerpo y que las altas hiervas le rozaran despacio las rodillas junto a las palmas de las manos. Se movió con delicadeza, mirando siempre al frente, entre mechones negros que caen cuales hilos de seda oscura sobre los ojos afilados, refulgentes pupilas de un tono sonrosado; con el iris asemejándose a una telaraña en los bordes. Genevieve es consciente de los terrenos que pisa y aunque no se siente realmente parte de ese todo que conforman las creaciones del espíritu de Gaia sabe que está en el lugar correcto, aun cuando no es como si realmente buscase "comunión" con la naturaleza. Es hija de Ananasa, su lugar está en realidad entre estructuras de metal y enormes edificaciones conformadas por el cemento y el cristal, pero no va a negar que de vez en cuando se siente bien pisar un suelo diferente, menos contaminado, quizás. No va a negarse así misma, tampoco, la curiosidad que le impulsa a observar con ojo crítico lo que hay a su alrededor al mismo tiempo en que avanza entre los matorrales y las raíces le crean pequeños arañazos que no son nada graves, menos incómodos, sólo los mira con esa indiferencia que enmascara su rostro sin ánimo de desprenderse, resquebrajarse por lo menos. Pero no, Genevieve se agacha frente a una roca y abraza sus rodillas, analizando y esbozando al momento la más ínfimas de las sonrisas cuando descubre una tela de araña formar un puente entre la piedra más grande junto a esas que son más pequeñas. El fulgor en su mirada se aviva hasta que parece un faro alumbrando el camino de barcos perdidos.

Con ambas manos cubre la preciosidad hallada para evitar que la lluvia torrencial se lleve la estructura perfectamente armada, son principios de primavera y con ello las aguas han hecho aparición en la ciudad. Son caprichosas y fugaces, pero descargan su furia con entusiasmo. Desliza la diestra con cuidado hasta tomar a la enorme araña entre sus dedos, ella escala con confianza y se asenta en el lateral de la mano amiga como si ese fuera su lugar.— La Madre está tan orgullosa de sus hijos. —Esboza una nueva mueca, con ese brillo en la mirada más propio del cambio sobrenatural que no de una emoción latente en su pecho. Los Ananasi no son capaces de entender ese tipo de debilidades aunque en su caso, Genevieve las encuentra fascinantes siempre y cuando se manifiesten lejos de su mente pues es totalmente intolerante ante esos que buscan hacerla "reaccionar" de alguna forma estúpida. Encoge sus hombros mientras gira sobre sus talones para desandar lo recorrido, volviendo al punto de partida porque ha pasado demasiado tiempo bajo las lluvias, el frío, la luna; y lamentablemente ella no es capaz de curar en un chasquido de dedos lo que sea que pueda atacar a su cuerpo, menos aún le apetece concentrarse debajo de la lluvia para evitar ese tipo de problemas gracias a la curiosa forma que posee su raza en cuanto a la regeneración. No estaría haciendo nada porque la lluvia no dejaría paso a una completa curación. Genevieve es práctica así que sólo camina en dirección a su coche, ese que aparcó bastante lejos porque los demonios de Gaia son mortales para esos que no conocen sus secretos.

Para su andar, virando su rostro un tanto al notar como algo se mueve tras ella, ignorando el hecho de si la criatura puede ser hostil o amistosa. No es que le importe, tampoco. Los orbes sobrenaturales brillan con candencia ofreciendo advertencia mientras la araña en su mano desciende por el hilo platinado que ha creada en el dorso de su mano, el viento juguetea con dulzura con ella al tiempo en que las cristalinas gotas siguen aporreando fieras su anatomía. El cabello le cae desordenado sobre el rosto pero eso tampoco parece tener mayor relevancia, sólo observa con órbitas profundas y espera.

La lluvia caía sobre su cabeza cubierta por la capucha de su abrigo mientras el caminaba sobre la hierba y el barro.Esto no era un problema para el dado que recibió adiestramiento mas que suficiente para sobrevivir a la naturaleza de echo siente cierto disfrute al sentir el aire fresco y puro, sin ningún ruido molesto,estaba tranquilo disfrutando de su soledad -La verdad estas son mas unas vacaciones que una misión para la familia-Pensó mientras tocaba el arco que llevaba puesto en el pecho. Había recibido el encargo de explorar la zona para crear un informe sobre esta, de esta manera podría servir de referencia para misiones futuras.Su objetivos eran simples pasar unos días allí marcar puntos de interés y informar a la familia diariamente de la situación.Esto le pareció extraño porque siempre le dejaban hacer su trabajo sin problemas  pero las incidentes a civiles que pasaban por la zona y los rumores bastaron para llamar la atención.Tal vez por eso le enviaron a el alguien con experiencia para la caza acostumbrado a tales condiciones.


Dejo su jeep kilómetros atrás oculto a unos 50 metros del camino solo volvería para irse luego de terminar la misión.Su equipo era mas que suficientes, una mochila grande con un :botiquín comida para varios días ,baterías para su radio ,una linterna una bolsa de dormir y unas mudas de ropa mas herramientas básicas .Al lado de la mochila llevaba su carcaj con bastantes flechas por la misma ocasión, en la cintura colgada la radio y su cuchillo .Y escondida en su abrigo una barreta cargada.


Luego de caminar por una hora Akim disimulo algo que le pareció mas que extraño, una mujer caminando en medio de la nada mientras llovía esta estaba a unos 40 metros de el por lo que no pudo distinguir sus rasgos faciales.-Tal vez este perdida o viva por la zona- pensó, esta segunda le gustaba mas ya que podía darle información increíblemente útil así que se acerco y escalmo -Hola  me llamo Akim estaba de campamento y me perdí ¿puedes ayudarme?-