(Privado-Ahren +18) Coartada.

Miró su reloj con cierto aburrimiento mientras se sentaba en la cama del cuarto del hotel donde se supondría que tendria que esperar a quien le serviría como espejo para el trabajo que tenía que hacer sin embargo había llegado un poco temprano al parecer, pues sabía que su objetivo llegaria allí en dos horas más sin embargo aquello era algo bueno,  cualquier cosa que hacía para desviar la atención servía. 

Tiró su cabello su largo cabello rubio hacia atrás, mirando  la puerta con interés pues había contrado a un "acompañante sexual" para que le sirviera de mejor pantalla, sabía que por lo general quienes contrataban este servicio eran por lo general mujeres mayores en busca de unos brazos jovenes y aunque estuviera sobre sus treinta la mercenaria parecía mucho más joven de lo que era, por ende no daba con el perfil sin embargo aunque fuera raro que alguien tan joven como ella hiciera esto, era algo que pasaba. 

Cruzó sus largas y torneadas piernas, haciendo que por ende su pequeo pantalonsillo se levantara hasta los muslo y volvió su vista a la puerta justo al momento que el jovén entrada, un chico de una estatura normal, pero eso no le quistaba lo apuesto, tenía los rasgos asiaticos que eran tan comunes en Rusia, gracias al país vecino de China por lo que suposo que tal vez era de aquel país o tal vez era como ella, un mestizo, tenía en la piel bronceada y se movía con seguirad, se puso de pie para caminar hacia él,  notando como le quitaba unos cuantos centimetros por primera vez en su vida se sintió alta pero todo era gracias a sus tacones que le hacían parecer mucho más alta de lo que en realidad era. -Espero que  seas tan bueno como me dijeron - Comentó, al estar frente al moreno, mirandole de arriba a abajo como si de una mercadería se tratase.

Tenía dos formas de hacer las cosas, la primera es diciendo que le pagaría por su silencio que era segura y además sabía que podía meterle miedo para que no hablase  pero la otra era opuesta, la manera divertirla y a parte podía jugar un poco antes de llenarse las manos de sangre. Volvió a mirarle con una sonrisa ladeada y llena de seguridas acercandosé a él para pasar el indice de su zurda sobre su ropa, sintiendo como está le hacía cosquillas  en la yema de sus dedos, en un gesto totalmente juguetón. 

Su primer trabajo en la ciudad. Se dirigió al hotel donde se había acordado el encuentro, unos cuantos minutos antes, la puntualidad era algo importante para este trabajo, nunca dejaría esperando a una dama. Caminó hacia la habitación pasos un tanto nerviosos, imaginando que sería la sorpresa que se encontraría ahí,  pues esta vez no sabía a diferencia de otras ocasiones todo había sido arreglado mediante su teléfono celular, cosa que le causaba más curiosidad, ya que al ser nuevo, no mucha gente conocía a lo que él se dedicaba.

Se detuvo frente la puerta de la habitación, arreglando su lujoso traje azul oscuro, que había escogido para la ocasión, viendo el reloj en su muñeca, suspiro dejando atrás el nerviosismo de hace unos minutos para cruzar la puerta con la seguridad que lo caracterizaba. Al entrar notó la figura femenina que se volteaba a verle con seguridad, seguro era que estaba analizando todos los movimientos de él, como si esta vez, el fuera la presa. No pudo evitar desviar su vista hacia las piernas de la mujer frente a él, dejando salir una sonrisa que logró curvear la mitad de sus labios; subió su mirada hasta el rostro ajeno descubriendo los rasgos asiáticos parecidos a los suyos, inclinándose ligeramente cuando tuvo la oportunidad.- Puedo llegar a sorprenderla ma’am, dígame usted, ¿Para que soy bueno?  – aseguró, tomando con delicadeza la mano derecha ajena, llevando el dorso de esta hasta sus labios, depositando un beso.

Sonrió con autosuficiencia al saber que ella conocía como él se manejaba, sobre todo esa forma descaradamente coqueta en que se estaba presentando ante él. Sin embargo, el nerviosismo aún anudaba su estómago ligeramente. Ignorando sus pensamientos y nervios, mantuvo su mirada fija sobre la pareja que mantenía justo en frente, liberando por fin la mano de esta.

Arrugó levemente su nariz cuando la besó sintiendo un leve cosquilleo en sus nudillos pero luego se decidió a sonreir al oir las palabras que salían de sus labios, pensó que era chino pero el acento inglés que cargaba al hablar lo delató ¿Por qué  estaba trabajando de aquello? ¿Por qué estaba en Rusia? Ahora le había entrado la curiosidad y no se quería pasar las dos horas que quedaban por esperar a su objetivo hablando de la historia de una persona que ni conocía. Se separó del adverso de una forma delicada y volvió a sentarse en la punta de la cama sin apartar su mirada  de él. 

-¿Para lo que yo quiera? - Elevó una de sus cejas con cierta diversión  contenida, al menos pasaría bien el tiempo. Recargó su cuerpo sobre su codos en la cama y paseó su propia lengua por sus labios -Dime cual es tu nombre primero - Tal vez su nombre podía opacar un poco su curiosidad inicial por lo que le llevó a pensar que por su bien debía dejar de  serlo, aunque sea un poco.  

Soy Leah por cierto -No le importó mucho da su nombe a decir verdad pues por llo  que vio el era nuevo y lo más probable era que no conociea ni su nombe,  ni quien era hasta dento de unos cuantos minudos claro esta cuando lo dejara fuera de juego , le atara o le pagara lo que pasase primero.

Se mantuvo atento a los movimientos de la mujer frente a él, observándola con detenimiento descaradamente una vez que esta se sentó sobre el filo de la cama, asintiendo ante la pregunta de la mujer, aún más curioso que el principio. Dejando escapar una sonrisa al ver como esta se pasaba su lengua por sus labios, atreviéndose entonces a dar unos cuantos pasos más hasta quedar a solo unos centímetros de ella. – Lo que usted desee, ¿Para eso me ha traído hasta este lugar no? – cuestionó, desviando por unos segundos la mirada atenta que tenía sobre ella, para ver la habitación con detenimiento, observando los detalles del lugar.

-Mi nombre es Ahren Peitz, si usted lo desea, puede llamarme Ahren, mucho gusto señorita Leah – Se limitó a contestar a todo lo que la mujer cuestionaba, sin tomar otra acción, no sabía como es que su trabajo era tomado en ese lugar, y menos como la mujer reaccionaría, sus rasgos asiáticos le sugerían que tal vez esta contaría con cierta timidez, sin embargo, la forma en la que esta actuaba iba en contra de todo ello.

Aprovechó los centimentros de diferencias para recostarse un poco más y llevar su pie hasta el pecho masculino y descansar allí sus tacones, estaba siendo cauteloso como si no supiera como actuar frente a ella y no era que le sorprendiera de echo  casi siempre, por su apariencia, todos creían que era una mujer timida pero aunque hubiera heredado los rasgos de su madre pero era más rusa que china y eso se notaba mucho en su forma de actuar. 

-Bueno, Ahren podría comenzar quitando tu ropa- Mantenía una expresión perversa en su rostro sin quitar su vista de él, estaba disfrutando el hecho de estar con un hombre pues  por  su trabajo no tenía tiempo para relaciones carnales con nadie, - Claro que luego de debes hacerlo conmigo- su sonrisa se ensanchó más porque probarle aunque sea un poco del Ahren y claro que si, luego volver a su trabajo ahora que lo pensaba la opción de las sogas se le antojaba bastante. 

Sin más que decir, se acomodó en la cama preparada para disfrutar del espectaculo que el moreno le daría, dejado su espalda contra el colchón y su brazo debajo de cabeza, podría parecer un poco masculino pero había sido críada por soldados y las únicas personas que les podía decir "amigos" eran tipos bastante mujeriegos y asquerosos, aún en parametros masculinos por lo que al final y al cabo un poco de la companía de Ahren no sonaba tan mal.

Abrió sus ojos con sorpresa cuando la mujer recargado sus tacones sobre su pecho, sin poder evitarlo, dejó salir una sonrisa cargada de diversión, al parecer esa noche sería realmente sorprendido por esa mujer de físico inocente. Tomó ambos tobillos entre sus manos, deshaciéndose entonces de los pies de ella sobre su pecho, para dejar las piernas de esta donde estaban en un principio, poco a poco acariciando lo que pudo en el trayecto. – Bien. – aseguró asintiendo un par de veces con su cabeza, riendo después por la descarada forma en la que ella hablaba.

No era alguien de muchas palabras, inclusive sus anteriores clientas tampoco lo eran, por lo regular eran mujeres mayores con problemas de autoestima, incluso eran mujeres reprimidas, por lo que usualmente era el quien se lanzaba al ataque para obtener lo mejor de ellas, cuando se sexo se hablaba. Esta vez, sería todo diferente, por lo que al asegurar sus palabras, dio un paso hacia atrás, deshaciendo el nudo de su corbata, la cual al sacarla por su cuello, dejó caer sobre el piso, procediendo a deshacerse del saco azul, moviendo sus hombros de adelante a atrás.

– Puede hacer lo que sea de su agrado, incluso si usted desea ayudar en mi tarea… - sugirió dejando caer el saco a un lado de la corbata en el suelo, siguiendo con su camisa blanca, botón por botón. Mantuvo su mirada sobre la mujer recostada en la cama, llevando todas sus acciones de una forma un tanto lenta, esperando la reacción de esta.

-Sintió  un pequeño cosquilleo en  sus tobillos cuando la tocó y un suspiro escapó cuando los dedos rozaron con su pantorrillas, el calor de la habitación era agradable y la voz del inglés tambien lo eran claro que la manera que tenía de sacarse la ropa era algo que le gustaba observar, en especial cuando los botones de camisa saltaron  revelando aquel torso bien que trabajado que para bien o para mal se le antojó. Volvió a pasar su lengua por sus labios  humedeciendo estos y aprovechar para arrodillarse en la cama, manteniendo la misma expresión que llevaba desde  que  él había entrado por aquella puerta. 

No fue ni lenta ni perezosa,  le había invitado a jugar y Leah planeaba hacerlo, solo esperaba que soportara un poco de su rudeza porque  lo era y bastana. Estiró su mano hacia él y la arrugó en un puño por sobre la blanca tela, empujando al asiatico hacia ella, momento que aprovechó para raspar sus dientes por sobre su cuello, teniendo apenas una probada de su piel. La mano que antes era un pucho se deserendó de la blanca camisa y con una delicadeza poco habitual quitó la prenda , haciendo que  la yemas de sus dedos rosaran la piel de su torso, hombros. conociendo el cuerpo ajeno. 

-Uh... rico -  habló en un tono de voz mas bien bajo, no necesitaba  gritas y  el ronco de está marcaba que  le gustaba lo que estaba tocando, probando y viendo, inclusive el aroma del perfume masculino le llenaba los pulmones y sólo hacía el momento mucho mejor por l lo que decidió dejarla una mordida en  la clavicula solo a modo de pobrada, claro que sin dejar marca al menos no por ese minuto.

Sonrió satisfecho al ver como la contraria se relamía los labios, sabía que estaba ansiosa y disfrutando de lo que ahora tenía frente a ella, por lo que al sentir como esta lo jalaba, se dejó hacer, sintiendo los húmedos dientes de la chica sobre su cuello, lo cual hizo que su cuerpo se erizara por completo, logrando subir un poco la temperatura de este. Esta chica definitivamente no dejaba de sorprenderlo, la forma en la que esta actuaba y llevaba a cabo esos movimientos un tanto bruscos, estaba comenzando a excitarlo.

En cuanto la mujer se deshizo de su prenda, llevó ambas manos hasta el cinturón, tomándolo de la hebilla y deshacerse de él, siguiendo las instrucciones que ella ya había dictado antes, al pedirle que se despojara de sus prendas. Dejo caer el cinturón junto lo demás, desabotonando su pantalón, el cual dejo que se deslizara por sus piernas hasta el suelo.

-¿Debo deshacerme de todo, ya? – cuestionó arqueando una ceja mientras metía sus pulgares dentro de sus boxérs, jalando el elástico de estos, dirigiendo su mirada por unos segundos hasta su entrepierna para luego volverla hacia la mujer.

Un suspiro pesado salió de sus labios y pegó directo contra la piel  masculina, estaba subiendo la temperatura estaba subiendo, su propia ropa era la que comenzaba a molestar, a medida que sus manos iba reconociendo el torsp ajeno, delineando el torso de él con la punta de sus dedos, bajando estos por el bien formado vientre,  había terminado de desvetirse y ahora jugaba con el elastico de su boxer, tentada estuvo a  que siguiera pero ahora tenía asunstos más importantes que atender. 

Adentró su indice en el boxér para tomar los digitos adversos y de paso rozar un poco de aquella zona que era un poco más sensible para quitar los dedos y llevar las manos masculina a su cadera donde se unía su blanca blusa con su short, en cualquier otro momento podría haberle importado las cicatrices que tenía en diferentes partes de su cuerpo bajo la ropa pero en aquel momento estaba demasiado acolorada para detenerse a pensar en ello. 

-Mi turno- volvió a murmurar no muy lejos de la piel de él y volver a su pectorales dejando una linea de besos marcados y húmedos, mientras dejaba la manos de  él descansando en sus caderas y las propias se volviían a pasear por la espalda de él,  sieguiendo el camino de su columna vertebral con su uñas apretando levemente, el chico trabajaba con su cuerpo y sería mejor no marcarlo  demasiado por mucho que quisiera hacerlo.

Cerró sus ojos disfrutando de las caricias que le proporcionaba aquella, soltando un bufido por lo bajo cuando está adentro sus dedos dentro de sus bóxers logrando que abdomen sintiera cierto cosquilleo particular. Cuando estuvo a nada de replicar, sus manos fueron guiadas hasta el cuerpo femenino por lo que, con pesadez, abrió los ojos, observando así donde estaban sus manos.

-Buena idea.- murmuró casi en un susurro, un tanto enronquecido, intentando disimular sus ansias. Enredó sus dedos sobre la suave camisa blanca, levantándola poco a poco, esperando deshacerse de ella; conforme subía la prenda, adentro sus dedos para tocar aquella piel caliente, ahora expuesta ante él, con las yemas de sus dedos.

Su respiración comenzaba a acelerase conforme sentía el camino de besos húmedos sobre su pecho, y las manos ajenas aventurarse por su espalda, por lo que sin un poco de delicadeza, se deshizo de la camiseta blanca ajena, lanzándola para luego volver hacia el short el cual bajo hasta las rodillas ajenas, empujando su cuerpo sobre el ajeno para hacer que este quedara recostado sobre la cama, quitando así por completo el par.

Volvió a morder el mentón adverso con fuerza, su cuerpo se estremecía ante el tacto de él, así que cerró sus ojos dejándose hacer y apoyando su espalda sobre la cama a medida que el hombre se recostaba sobre ella, aceptando con gusto que le quitara la molesta prenda, apretó sus caderas  a la adversa de  forma automatica. Con sus largas piernas al rededor de la cintura ajena, asegurandose de que sintiera el frío de sus tacones contra  la piel caliente. 

Aunque la estaba pasando bien, demasiado ya era hora de volver a sus obligaciones, mordió sus labios  y ladeo su cabeza mirando el armario donde tenía armas escondidas que le servirían de ayuda y suspidó con pesadez apretando sus piernas con un poco más de fuerza de lo necesario sobre el chico, y girar para quedarse sobre él, sacando las manos  masculinas de su cuerpo para llevarla sobre la cabeza de él -¿Quieres ganar cien mil dolares extras? - La sonrisa que apareció en  su rostro era todo menos dulce y sin esperar respuesta alguna, separó ambos cuerpos bajando de la cama y caminando de forma sujerente hacia el armario sacando de allí un bolso negro, el cual abrio y quitó unas esposas. 

-Prometo no dañarte -  volviendo a posicionarse sobre Ahren, esposandolo a la cama -Eso servira para asegurarme de que no te muevas de aquí y me delates, solo seguridad- Volvió a bajar de la cama y buscar en el bolso un traje de una piesa, con espandex negro que usaban algunos militares para camuflarse en la noche,  un arnés para guardar sus dos armas 9 mm y el cuchillo de guerra ignorando por completo a al moreno o bueno casi,  porque espiaba sus reacciones.

Se estremeció en cuanto sintió la cadera contrario chocar con la suya, gruño por lo bajo pasando su brazo derecho hacia atrás en un intento por deshacerse de los tacones ajenos, se vio detenido en cuanto la chica afianzo el agarre con sus piernas haciéndolo quedar debajo de ella, sorprendido por la pregunta, abrió sus ojos desmesuradamente – Eso es bastante dinero, sabemos perfectamente bien que no diré que no.- aseguró en un susurro, era la primera vez que alguien le ofrecía esa cantidad de dinero por solo unas horas, a menos que esta tuviera el plan de retenerlo unos días como su compañero, lo cual ya estaba acostumbrado a hacer, era parte de su trabajo. Estuvo a nada de replicar en cuanto esta se levantó, cazándola con la mirada, esa sonrisa lo había desconcertado un poco, en esos momentos no sabía que era lo que estaba pasando, su nueva clienta no era una mujer fácil de leer.

Vió la bolsa con curiosidad sin moverse ni un poco, al ver las esposas, no pudo evitar soltar una sonrisa suave, “no es como si fuera a pasar nada que no hubiese pasado antes” pensó, en cuanto la chica lo esposo a la cama, rió irónicamente sin saber que sería lo que pasaría. – No es como si no hubiera hecho esto antes linda, y debes estar tranquila, soy un hombre dispuesto pero discreto, soy un profesional. – bufó, fanfarroneando un poco con sus labios curveados en una coqueta sonrisa, la cual se borró poco a poco conforme la chica comenzaba a sacar las armas.

-Nunca había llevado un juego tan… real… ¿Son todas esas cosas… necesarias? – calló inmediatamente. Sabía que de hacer la pregunta equivocada, podría llevar a la chica a un disgusto, cosa que no quería y menos estando en ropa interior, atado a una cama y con su única prenda apretando su ahora despierta virilidad. A pesar del miedo que creció anudándose en su estómago, se mantuvo con una mirada segura ante la contraria.

Dejó escapar una carcajada ante las palabras adversas para mostrarle un pequeño biturí que guardó entre sus ropas, según el recado debía asegurarse de que su objetivo era matarle de la manera más lenta posible pero dado que no lo podía secuestrar y jugar con esa persona como quisiera por lo que solo le daría media hora de sufrimiento, 

-No te preocupes que estas  no son para tí- Le habló divertida, estaba asustado y volvió a caminar  hasta Ahren para subirse sobre él, con una sonrisa lasciva sobre sus labios para morder suavemente su mentón - Aunque bien podría de seguro tienes a un montón de casadas en tu lista de clientes - Aquello  lo había dicho con diversión pero  había muchos hombres capaz de pagar los cien millones  necesarios para sacr del medio un posible amante de sus  mujeres, le miró el rostro por unos cuantos minutos y se separo de él. para caminar a la ventana. 

-Ya vuelvo- fue lo último que le dijo, antes de ponerse su oscuro gorro y salir al balcón siendo camuflada por la oscuridad de la noche, a´si aprovechando  para escalar hacia donde su objetivo estaría, dos pisos más arriba y no es que fuera difícil pues Leah había sido  entrenada para estas cosas y tenía un muy buen rendimiento físico aunque no lo pareciera, solo esparaba que al hombre esposado no se le ocurriera gritar por ayuda o tendría problemas Muchos problemas.

Sintió una corriente eléctrica recorrer su espalda al ver el bisturí, no se sentía del todo tranquilo aunque ella haya soltado esas palabras. -¿Qué hago aquí entonces? – cuestionó un tanto dudoso, movió solo un poco las esposas que lo mantenían atado a la cama. Dio un bote en cuando sintió el cuerpo ajeno sobre el suyo, dejando caer sus párpados cuando la contraria le mordió. – Ellas lo piden, yo no tengo la culpa que sus maridos sean malos esposos, encima, yo no vivo para alejarlas de ellos, solo les ayudo a encontrar una sexualidad plenas para que estás sean felices, con su esposo, o sin él.-

La observo camino a la ventana y movió sus muñecas un tanto desesperado. – ¿Me dejarás aquí? ¿Qué harás? – soltó el aire de sus pulmones cuando esta salió de la habitación frunciendo el ceño, abultó sus labios murmurando para sí mismo. – ¿En qué te has metido Ahren? – suspiró, dejando de luchar contra las esposas de sus muñecas, pudiendo sentir el ardor que estas estaban ocasionando gracias a la fricción de estas con su piel.

Para Leah no era difícil  escalar una pared casi lisa  de manera silenciosa  ya que desde corta edad le habían entreando  para ese tipo de cosas, como entrar a una habitación 'completamente' sellada osea que no le costaba la fase inicial de su misión, lo que si le costaba era el hecho de tener que amordazar al sujeto y herirlo motarmante en apenas diez minutos. 

Miró al sujeto que estaba amordazado y  con una sábana en su cuello y agonizando  por si las heridas que estaba haciendo con el pequeño bisturí  no funcionaba lo que era poco factible pues eran varias y le hemorragia estaba demasiado avanzada como para que viviera, se acomodó contra la pared sin importarle los golpes en la puerta, pues  la había trabado con varios muebles, así que tardarían un poco en entrar. a no ser como ahora que  lanzaran un tiro -какого хуя  - (mierda) habló por lo bajo mientras salía por la puerta del balcón para pasarlo y tirarse sin quedarse a esperar si podían o no abrir, se sujeto usto en el de abajo y a´si como se agarró y afianzó se soltó de nuevo cayendo al donde estaba su habitación y dentro el chico que había contratado. 

Sabía que había estado fuera al menos una media hora, entró a la habitación quitando su arnés y guardando las armas lo más rapido que pudo, cronometrando mentalmente  en cuanto los guardas espaldas comenzarían a romper puertas en el hotel, haciendo caso omiso del moreno se quitó el delgado uniforme que usaba y lo guardó con todos los demas, lanzando el bolso en lo más alto del closet para que nadie lo vea y lo cerró. 

-Haz de cuenta que me estas cogiendo duro- Por primera vez desde que había entrado de nuevo a la habitación le dirigió la palabra, quitando su ropa interior y dejándola tirada por alli, desatando por fin al chico de sus ataduras - Seran unos cien mil grandes los que ganarás y si no lo haces te mataré- Comentó con una sonrisa perversa en sus labios subiendo sobre él  nuevamente y moviendose de forma sujerente sobre las caderas ajenas, el sudor , el cabello desordenado y sus mejillas sonrojadas por el calor a causa de la actividad física le hacían parecer que  había estado con él -

Vio a la mujer entrar por la ventana, exaltándose un poco, había estado intentando deshacer de las esposas, por lo que el escozor de sus muñecas paso a segundo plano cuando la contraria llegó. La observo detenidamente sin lograr imaginar que era lo que estaba pasando, sentía terror al estar metido en algún problema. Sin embargo, se atrevió a formular la pregunta antes que la contraria hablara. - ¿Qué era lo que estabas haciendo? ¿Matando? – Sintió el color abandonar su cuerpo una vez que esta hablo y se lanzó sobre él una vez más.

Ahora estaba seguro que esa mujer no era alguien con la que simplemente debería jugar, ahora más que nunca debía guardar silencio y obedecer a la mujer sobre él. Logrando empujarla debajo de su cuerpo. – Espero y no ser parte del problema y ser solo la distracción. – murmuró frunciendo el ceño para deshacerse la única prenda que aún quedaba sobre su cuerpo, tocó sus muñecas viendo las ligeras marcas que el mismo se había causado en su intento por deshacer de las esposas, volviendo el peso de su cuerpo contra la mujer.

-¿Solo debo pretenderlo? – susurró casi inaudible viendo con atención el delicado cuerpo debajo de él, la blanca piel brillaba perlada a causa del sudor, el pecho que subía y bajaba agitado, las mejillas sonrojadas y el cabello pegado a su rostro, hacían de todo una mejor vista que lo que por su mente estaba pasando. ¿Qué era lo que esa mujer había estado haciendo? ¿Qué hacía él ahí?

Por lo genaral Leah no era una persona quien diera explicaciones pero parecía que esta vez si tendría que hacer una excepción por alguna extraña razón aquel chico parecía bastante consternado y no es como si fuera la primera vez que usaba a un hombre para cubrir sus verdaderas inteciones, cuando se quiso dar cuenta ya estaba debajo de él y  él la miraba fijo, desvió su mirada a la puerta contando mentalmente los minutos. 

-Cuando esto termine te explicaré todo- dijo en un suave murmurllo, mirando de nuevo por encima del hombro masculino la puerta y contando mentalmente, rodeo con sus piernas las caderas ajenas elevando un poco su cadera y elevando uno poco de estasm  enterró los digitos de su diestra en el corto y suave cabello de él mientras que  las uñas de su zurda se clavaban en musculosa espalda... si hubiera sido entra ocasión se lo había montado sin tener ningún tipo de miramientos y tal vez luego de que su plan terminara sin duda alguna lo haría pero ahora, quería salvar su pellejo, tal vez estaba loca pero luego de tener grandes dosis de adrenalina le daban ganas de llevarse a alguien a la cama, tal vez era porque necesitaba de algunos brazos ajenos y una  buena sesión de sexo para relajarse por completo. 

-¿Quieres cojerme? -Elevó una de sus cejas diverida al escuchar la voz del otro, la mirada que mantenía sobre ella era crítica y oscura, movió su cadera contra él para chocar contra su pene a propósito -Puedes hacerlo si quieres pero en menos de dos minutos van a entrar a las patadas y tiene que parecer que estuve contigo, follando- mordió  ahora la clavicula ajena y arrastró sus uñas por la piel como a modo de invitación de lo que quisiera hacer lo hiciera ahora.

Al escuchar las palabras las ajenas, sintió aún más curiosidad y un poco más de temor, ¿Sería como en las películas en que la gente usa la trillada frase “conoces mucha información, debo matarte”? Mil cosas daban vuelta por su cabeza, intentaba formular las mejores para sonar entrometido, sin embargo no quería verse metido en embrollos los cuales le costarán la vida, recién había llegado a Rusia y lo que quería era una vida de lujos, tranquila dentro de lo que cabe, sabía que algunas veces ser vería en problemas con otros hombres, sin embargo nunca se imaginó estar frente a una asesina a sueldo.

– Bien, no quiero sonar entrometido, pero en verdad, no quiero problemas. – aseguró a la mujer frente a él, viéndose interrumpido por las sensaciones que entorpecían sus ideas ocasionadas por las caricias un tanto bruscas de Leah. Soltó una risa floja al escucharla – Ese usualmente es mi trabajo, no ser una carnada. – clavó su mirada sobre la mujer, sintiendo como esta movía su cadera contra él, sintiendo una vez más cosquilleo sobre su vientre bajo.

Tal vez hacerlo no era la mejor idea, no era tan loco después de todo, pero por ahora solo debía fingirlo, por lo que dejo caer su cuerpo sobre la mujer, cortando el espacio entre su rostro y el cuello ajeno, comenzando a succionar poco a poco la piel de este, paseando sus manos sobre los pechos de ella, moviendo su cadera contra ella, simulando penetraciones, en espera de que la puerta se abriera en cualquier momento. Debía hacer un trabajo.

Cerró sus ojos, humedeció sus labios resecos y ladeó su cabeza para darle libertad de movimiento al moreno, los labios adversos contra su piel le hacían cosquillas pero eran del tipo agradable y las que quería seguir sintiendo, arquó su espalda haciendo que sus pezones rozaran contra el duro pecho masculino sintiendo una placentera recorrer su  vertebral, sus dedos estaban clavados en la espalda y cabello moviendosé ante cada "embestida". 

Enredó sus piernas contra las de él, su respiración aún seguía agitada y e calor de su cuerpo iba en aumento, estaba disfrutando demasiado todo aquello pero como  era de esperar, la puerta se abrió de un golpe seco entrando dos tipos vestidos de negro, los tipícos guarda espaldas. empujó a Ahren para que saliera sobre ella y cubrió su propia desnudes  con las sábanas. -¿Q-qué está pasando? - puso su mejor rostro de cahorrito perdido y abrazandosé  al hombre junto a ella como si buscara conteción de que unos desconicidos hubieran entrado en su habitaión. 

Los tipos la miraron a ella y a su acompañante caminando por al rededor de la cama sin decir nada,  buscando alguna pista, y así como entraron se marcharon no sin hacer algún chiste de doble sentido sobre la chica, cosa que no le prestó ateción y se permitió respirar cuando se fueron, tirandosé en la cama con pesadez. -No voy a matarte -miró fijo al hombre -No mato si no me pagan por ello-

Soltó la piel del cuello ajeno, notando las marcas rojizas sobre la piel ajena, dirigiendo su mirada de reojo hasta el rostro ajeno una vez que la contraria arqueo su espalda, sintiendo los endurecidos pezones, viéndose interrumpido por el sonido de la puerta. Dio un ligero bote, antes de ser empujado lejos de la chica, abriendo sus ojos de sorpresa, sintiendo un frío sudor recorrer su espalda. Temía, no lo podía evitar, por lo que lo único que logró hacer fue tomar el cuerpo ajeno entre sus brazos, en un intento de lucir como si este tratara de protegerla. Cuestionando al mismo tiempo de la contraria - ¿Qué está pasando? –

Siguió los movimientos de aquellos hombros, conforme se paseaban por la habitación, frunciendo un poco el ceño en cuanto estos salieron. Susurrando casi inaudible, acercándose lo suficiente para que la contraria escuchara - ¿No lo harás? ¿Solo fui parte del parte de un señuelo? – cuestionó ladeando su cabeza curioso.

Sentía como su cuerpo volvía a relajarse, abrazando una de las almohadas que ahí se encontraban, cubriéndose con esta. - ¿No volverán a buscarte? – preguntó, sin dirigir la mirada a la mujer, solo veía la puerta atentamente. - Lamento hacer tantas preguntas. - rió un poco avergonzado, sonaba justo como un niño temeroso.

Aun tratando de relajarse miro fijo al hombre que estaba a su lado en la cama, metiendosé entre las sabans para cubrir su propia desnudes no es que le molestase, de hecho todo lo contrario pero  aquel no eral momento para andar como dios la trajo al mundo. 

-Eras un señuelo, nadie sospecha de una pareja que están cogiendo -se acomodó, extendiendo sus brazos y acariciando la piel morena con la yema de sus dedos, con mucho cuidado, había algo en la piel de aquel hombre que le atraía y tal vez era el hecho de que estaba realmente bueno  y como quería, Leag sacudió su cabeza haciendo que sus largos cabellos rubios chocaran contra el propio rostro. -Tampoco voy a matarte, solo mató si me paga- elevó una de sus cejas con diversion, el chico tampoco estaba en ningún cartel de busquedas al menos por el momento. 

-No te preocupes es normal- En cualquier otro momento, se hubiera levantado e ido del lugar sin dar explicaciones alguna pero por alguna razón estaba siendo más blanda con él "A lo que te lleva la calentura" pensó, volviendosé de espaldas a él -Si quieres puedes quedarte, tenemos el cuarto hasta mañana- murmuró siguiendo con las caricias sobre el cuerpo ajeno.

Rió un poco, las palabras de la mujer lo hacían sentirse lo suficientemente tranquilo, vió como esta se recostó sobre la cama, imitando sus movimientos hasta quedar acostado a su lado. – Espero y no tener problemas que me lleven a ti, no como la asesina que eres.- confesó, sintiendo los poros de su piel erizarse conforme las yemas de los dedos contrarios se abrían paso en su piel.

Sentía su corazón aún palpitar con más fuerza de lo normal, la adrenalina del asunto en verdad lo mantendrían despierto, sin contar la obvia y necesitada entrepierna que demandaba atención, sin embargo, se recostó justo a un lado de ella, pudiendo sentir como la piel de ambos brazos rozaban uno a uno. – Usualmente debo irme siempre que termino mi trabajo, pero si lo deseas puedo quedarme, mi trabajo es servir en lo que mujer, o el hombre, desee.-

Volvió su mirada a la silueta marcada por la sabana, era delicada y femenina, ¿Cómo es que era una asesina a sueldo? En verdad, las apariencias si que engañaban. Tenía su primera lección, andarse con cuidado con las mujeres rusas.

Leah dejó escapar una risa traviesa de sus labios, guirando su cuerpo para quedar un poco más cerca del moreno y poder hablar a su oido -¿No quieres jugar? - dijo medio en broma, medio con ganas pues necesitaba gastar energías por algún lado y el chico era la excusa perfecta por lo que luego de sus palabras se acercó a Ahren y tiró del lobulo de su oreja, en realidad el único problema era su padre si se  enteraba que había estado con él y tendría la misma suerte que sus anteriores amantes. 

Siguió con sus dedos recorriendo la columna vertebral del adverso con sus dedos, como para tentarle, sintiendo de nuevo como el color poco a poco se iba apoderando de ella aunque no era como si se le hubiera pasado la calentura de un momento a otro pero si el chico decía que no, era muy probable que terminara dandosé una muy buena ducha de agua fría. Apoyó sus senos en  espalda musculosa de él, sin dejar que sus manos dejaran la piel adversa.

Vio atento como el cuerpo contrario se giraba hasta el, sin despegar la vista de este ni moverse un solo centímetro, al escuchar a Leah, dejó salir una sonrisa – Podemos jugar si no hay objetos punzo cortantes, puedo aceptar las esposas. – asintió, en un intento de broma, sintiendo luego como esta acercaba su cuerpo aún más al propio.

La vida de Ahren era un constante “arriesgar la vida por sexo” en verdad nunca podía saber si la mujer con la estaría esa misma noche, al final le haría algo, o luego le buscaría para darle fin a su vida, incluso siempre estaban los esposos, sabía que de ser descubierto su pellejo sería el más buscado, por lo que esta vez no haría una excepción, sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Leah apoyó sus senos sobre él, haciéndolo girar para aprisionar el cuerpo femenino debajo de él.

Con sus manos sobre la cama, a cada lado de la cabeza contraria, se hizo espacio entre las piernas ajenas, separándolas con las propias, apoyando las rodillas de inmediato, le vió por unos segundos antes de cuestionar - ¿Cómo es que desea que juegue? ¿O debo yo descubrirlo? – lamió sus labios de forma lasciva. Se incorporó y sin esperar respuesta comenzó a pasear las yemas de sus dedos con toques delicados por el cuerpo ajeno, pasando por los hombros y pechos, logrando notar como erizaba la piel de Leah.

El taco masculino hizo que que temblara levemente y su piel se erizara bajo su toque,  sus pezones comenzaron a ponerse duro a medida que él recorría sus pechos y en especial aquella parte tan sensible por lo que deó escapar un suave suspiro de placer y luego dejó escapar una risa al sentir el tipo de juego que le gustaba, a decir verdad ella no era una mujer muy en lo común y muchas veces había utilizado cualquiera de sus armas en una noche de cama pero se ve que aquí no  podría. 

-¿Quien será el que porte las esposas? - Preguntó sin quitar aquel tono juguetón de su voz,  volviendo a mover sus caderas sobre las de él, buscando que sus sexos rozaran. Ahren estaba caliente y duró podía sentirlo y eso le daba como una sensación de poder que le encantaba. Se levantó y movió buscando quedar sobre el cuerpo de Adonis que aquel hombre poseía, paseando sus manos por sobre su cuerpo.

De sus manos proseguieron sus labios, dejando mordidas en la piel adversa si no podían jugar con cuchillos o cualquier otra cosa al menos dejaría sus dientes, esa cosa de hacerlo fuerte le encantaba y por  consecuente le excitaba, sentía como el calor  era dueño de su cuerpo. Siguió marcando el cuerpo de él, hasta llegar a su vientre y jugar allí un rato con una mueca traviesa en el rostro.